"Esta casa es el resultado de la buena química entre el equipo de Deulonder y mi padre. Mi padre, que es arquitecto, es muy técnico, y Chone es super detallista. Así que entre los dos han hecho la casa que quería, porque donde no llegaba uno, llegaba el otro", destaca Sonia, la propietaria. "La verdad es que a mí me daba mucha pereza ponerme con esta casa, con las obras y demás... Pero mi padre siempre había soñado con dibujarme una casa. Así que al final me dejé convencer. Eso sí, puse una condición: la cocina debía ser de Deulonder", recuerda Sonia. 

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