De pecar de oscuro y con muy poco almacenaje a presumir de todo lo contrario. El antes y el después de este ático buhardilla en As Pontes, A Coruña, lleva la firma de Celia Crego, una interiorista que prima la calidez por encima de todo. Sin ir más lejos, como no podía quitar las ventanas Velux que presiden tanto el salón como el dormitorio, decidió laminar sus bajo cubiertas con un blanco satinado que contrasta con el suelo de roble.

Lo mismo hizo con ese techo abovedado que da tanta personalidad a la vivienda. ¿Supuso un hándicap para ella? "¡Para nada! Como el almacenamiento lo pensé en horizontal en todas las estancias, y además no hay estanterías para no saturar el ambiente, nunca fue un problema", nos confiesa.

La falta de espacio sí jugó en su contra. De hecho, el comedor, originalmente inexistente, nació una vez tiró abajo los tabiques que mantenían cerrada la cocina. Con esos metros extras ha tenido la posibilidad de incorporar una gran isla y, sobre todo, inundar de luz natural este entorno diáfano.

Las paredes, cubiertas de un papel pintado en tono piedra (a excepción de la zona de aguas, la cual está pintada del mismo color "para que no se dañe con el tiempo"), son las que dan uniformidad al corazón de este coqueto piso. Tal como ella misma apunta, "en esta casa ningún mueble es igual, pero todos se llevan muy bien entre sí. Al encajar diversos estilos todo se enriquece. En mi trabajo predomina un gusto por lo clásico, pero siempre incorporo toques rústicos, afrancesados e industriales porque es lo que realmente me gusta".

UN PISO DE 70 M2