Tan solo unos visillos muy sutiles (con una función decorativa clarísima) cuelgan de las vigas y lo protegen de los vientos y el sol. Un lugar espléndido. Hablando en plata, una ve esa maravilla, con la piscina, las palmeras y los arbustos verdísimos como telón de fondo y piensa que ha entrado en el paraíso. Bueno, pues os contaré que la pérgola no formaba parte de la casa. La construyeron sus actuales propietarios porque querían disfrutar a fondo de la vegetación y el clima mediterráneo. Una buenísima idea para tomar nota, sobre todo si se cuenta con un jardín o con un espacio adecuado, pero en todo caso sencilla de instalar apoyada en la fachada.
La decoración interior tampoco se queda corta. Con un salón abierto y comunicado con el comedor, con distintos asientos con función propia y una zona de estar con chimenea. Por otro lado, en la segunda planta se encuentran los dormitorios. Todos cuentan con vigas de madera acopladas a la inclinación del tejado y están pintadas de un color arena que refleja calidez. Finalmente, el dormitorio infantil está completamente adaptado a Ginebra, la hija de los propietarios con coloridos textiles, paredes de dibujos y un rincón de juegos.