Hilda y su marido compraron este piso en el barrio de Salamanca, en Madrid. Era antiguo, pequeño y estaba muy compartimentado. "Nos decidimos nada más verlo por la luz, pero había que conseguir sacarle partido”, nos explica Hilda.
Su objetivo: hacerlo más suyo y exprimir sus 67 metros ahora que serían familia con un bebé. La reforma corrió a cargo de Galán Sobrini Arquitectos. Una de sus claves fue pintar "casi todo de blanco roto, incluso puertas y ventanas. Así se ve más amplio, pero también más luminoso”. Hicieron solo tres excepciones: el baño, con un cálido tono arena. Una pared de la cocina, pintada de pizarra. Y el cuarto de la bebé, en un azulito ¡nada ñoño!
Y a ti, ¿qué te parecen sus ideas?