De granja, a casa acogedora en Toledo: con vigas, cristaleras de madera, cocina 'estilo abuela' y un porche de ensueño
Los mejores guisos son a fuego lento, dicen los cocinillas. Un dicho que a esta casa le va como anillo al dedo. Y es que los propietarios de esta finca toledana tardaron más de 6 años en hacer la casa de campo que soñaban
Esta casa era, literalmente, una ruina cuando Patricia, la propietaria, dio con ella. Pero estaba en un enclave único –un paraje natural protegido– y cumplía uno de los requisitos que la familia se había marcado a la hora de buscar una segunda residencia: estaba a menos de 90 minutos en coche de Madrid.
Fueron incontables las batidas que dieron durante cuatro años por ese radio de búsqueda hasta dar con esta finca toledana: “Solo quedaban unas pocas ruinas de la antigua construcción, que procuramos conservar. El problema es que estaban en muy mal estado y se derruían”, explica Pablo Álvarez de Lara, arquitecto y responsable del proyecto de esta casa.
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Un patio al que se abre toda la casa
Esta casa, de nueva construcción, atestigua su historia en los muros de piedra que rodean el patio, que se conservaron de la centenaria construcción original. "Creo que antes había sido un granero, después pasó a ser una casa que tenía ganado... Tuvo varias ocupaciones, pero cuando nosotros nos la encontramos de la vivienda solo quedaban unas pocas ruinas. Conservamos las que pudimos, como las que rodean el patio", recuerda la propietaria.
Pérgola realizada por La Comarca Verde. Mesa de Greendesign.
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Un salón con un techo que es una obra de arte
Uno de los mayores retos con los que se enfrentó el arquitecto Pablo Álvarez de Lara fue el diseño del techo del salón: “No es solo una licencia este´tica, tiene su función y es la de evacuar el agua de las dos cubiertas, que adema´s se reutiliza”. Este juego de vigas del techo, que parece un puzzle, ha superado todas las expectativas de Patricia y su marido, que querían si o si una casa con vigas. Sofás de Tapizados las Heras. Alfombra y mesa de centro, de Marruecos. Mesita auxiliar de Mestizo Store.
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Un salón pensado para recibir
Patricia tenía claro que quería que su casa fuera comodísima y con espacios amplios donde poder recibir a amigos y familiares. Y es que en esta casa, con 5 hijos, siempre hay trajín de gente que entra y sale. Por eso el salón, abierto al comedor, se planificó con dos sofás amplios y confortables donde poder reunirse sin estrecheces.
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Un comedor muy acogedor con una mesa redonda
El comedor se planificó con una mesa redonda, que invita a largas tertulias, y en rincón del amplio salón. Una original lámpara de techo de alambre y con un diseño de hojas viste este espacio tan austero como personal.
Mesa de Taller de las Indias. Lámpara de un herrero de Madrigal de la Vega. Botijos de diferentes viajes.
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La cocina, el "imán" de la casa
Patricia lo tenía clarísimo: "Quería una cocina enorme y con vistas al campo. De hecho, hay quien se sorprende de que las mejores vistas las tenga la cocina en lugar del salón, pero fue una petición expresa que hice. He crecido en el campo y con muchos hermanos y la vida en casa la hacíamos en la cocina. Y esto es lo que pasa aquí: al final, todos acabamos en la cocina. ¡Es como un imán!".
La mesa del office procede de un carpintero de Arévalo. Sillas de Marruecos y lámparas de Maisons du Monde. El mobiliario de la cocina es un disen~o de Vifecar Cocinas.
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Con un buscado look retro
El tercer deseo de Patricia en la cocina era que recordara un poco la de sus abuelos en Jerez: "De ahí ese look un poco retro, con el suelo que imita el mosaico, que me apetecía mucho...”. ¡Deseo cumplido!
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Una gran cristalera de madera que multiplica la luz
“Esa cristalera nos pareció una solución genial para llevar aún más luz a la cocina y abrirla a esa zona de la casa, que es una segunda entrada. Además, así evitábamos que ese acceso quedara como un cuello de botella y sin luz natural”, recuerda Patricia. Y, como las ventanas, se hizo de madera: "La calidez que te da un material noble no te lo da nunca el aluminio", afirma Pablo.
Cristalera diseño del arquitecto con piezas recuperadas.
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La habitación de los niños, a juego con la casa
Toda la casa respira el mismo look. Incluidas las habitaciones infantiles, con el blanco como base y ese maravilloso techo de vigas de madera. Como la casa está pensada para disfrutarla tanto en invierno como en verano, las habitaciones se equiparon con un ventilador de techo, también de madera, que da un toque muy decorativo.
Cabeceros, banquetas y estantería, de Marruecos. Mesa de noche de herencia. Velador de Mestizo Store. Lámpara de techo de Maisons du Monde.
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Un dormitorio que se abre al campo
En la suite, las vistas al campo nos rodean casi 360º. Y es que solo en el dormitorio hay tres ventanas y un balcón: “¡Quién quiere paredes para cuadros cuando ves Gredos y todo el Almanzor!”, bromea Patricia.
Mesita y butaca, de Mestizo Store. Juego de cama, colcha y manta, de Zara Home.
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Un baño en sintonía con su entorno natural
Las vistas al campo les acompaña incluso en el baño, donde el arquitecto diseño´ una ventana sobre el lavamanos flanqueada por dos espejos: “Siempre procuro que en el espejo la luz natural te dé en la cara, porque te ves mucho mejor que a contraluz”, explica. Secretos de experto.
A la hora de planificar la casa, era muy importante para los propietarios que la conexión directa con el patio y el jardín.
Por eso el arquitecto la proyectó en su mayoría de planta baja: “Solo el dormitorio principal está en una segunda planta, pero la vida discurre a pie de campo”, sostiene el arquitecto, que destaca que en proyecto, por su conexión con el entorno, "era básico que la casa pareciera que llevaba allí toda la vida.
Es uno de mis objetivos cuando planteo una casa en un entorno natural como este. Y es que, aún siendo de nueva construcción, que parezca que la casa lleve toda la vida ahí, que encaje aquí, como si este fuera su sitio". Objetivo logrado.