El arroz blanco es un alimento fundamental en la dieta de muchas culturas alrededor del mundo, tanto orientales como occidentales, gracias a su alto valor nutricional, su versatilidad en la cocina, lo rápido y fácilmente que se puede preparar y lo bien que se conserva en buen estado durante mucho tiempo después de haber sido cocinado.

Además, el arroz blanco va bien con todo. Es decir, puedes convertirlo en el acompañante de cualquier plato, ya sea carnes, pescados, verduras, que su sabor se adapta bien a cualquier alimento, incluso se usa en recetas dulces como el arroz con leche. Pero, eso sí, cuando lo usas como guarnición y quieres comerte tu arroz blanco sin nada más, todas estaremos de acuerdo: su sabor es muy insípido. Para darle saborcito y que te quede bien rico, debes hacer lo siguiente.

El arroz blanco cocido, una joya nutricional

En términos nutricionales, el arroz blanco cocido es una excelente fuente de carbohidratos complejos, que proporcionan energía de liberación lenta, lo que ayuda a mantener niveles estables de azúcar en sangre y proporciona una sensación de saciedad prolongada. Además, es bajo en grasas y colesterol, una opción ideal para quienes buscan mantener un peso saludable y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El arroz cocido también es rico en vitaminas y minerales esenciales para la salud, como el hierro, el magnesio, el fósforo y las vitaminas del grupo B, incluyendo ácido fólico. Estos nutrientes son fundamentales para el correcto funcionamiento del cuerpo, ayudando en procesos como la formación de glóbulos rojos, la regulación del metabolismo energético y la salud ósea. También es fácil de digerir y su suave textura es ideal para personas de todas las edades, desde niños hasta adultos.

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El Mueble

 

Cómo darle un toquecito de sabor al arroz cocido

Para qué vamos a mentir: el arroz blanco cocido solo con agua y un poco de sal no tiene ni sabor ni gracia. Por eso, te animamos a que le des un toquecito de sabrosón poniendo en práctica este sencillo truco de cocina:

Ingredientes

 

  • 1 vaso de arroz de grano largo
  • 2 dientes de ajo sin pelar
  • 2 hojas de laurel
  • 2 vasos de agua
  • 1 cucharada de AOVE
  • Una pizca de sal

Modo de elaboración

 

  • Paso 1. En primer lugar, vas a preparar los dientes de ajo. Para ello, quítales la piel exterior y aplástalos con la hoja de un cuchillo.
  • Paso 2. A continuación, pon un chorrito de AOVE en una olla, añade los dientes de ajo aplastados y calienta a fuego medio hasta que los ajos empiecen a desprender su característico olor.
  • Paso 3. Ahora es momento de que agregues los dos vasos de agua, las hojas de laurel y una pizca de sal al gusto. Lleva todos los ingredientes a ebullición y, cuando el agua empiece a hervir, añade el arroz. Cuando vuelva a hervir otra vez, baja el fuego y deja el arroz cociendo durante 20 minutos.
  • Paso 4. Pasados estos 20 minutos, prueba el arroz para ver si está en su punto. Si lo está, es momento de que retires los ajos y las hojas de laurel y escurras el agua del arroz. Y ya tienes listo un arroz blanco cocido con un sabor mucho más resultón.

Con solo añadiendo a la cocción del arroz un par de dientes de ajos y un par de hojas de laurel, conseguirás un resultado lleno de sabor y te lo podrás comer incluso solo sin acompañamiento.