Tener nuestra casa ordenada y limpia, está estrechamente vinculado con ser más felices. Y es que, está científicamente demostrado que tener un hogar despejado y con una higiene óptima, nos hace sentirnos más relajados y menos estresados. De hecho, nosotros mismos lo hemos podido comprobar cuando hacemos nuestras tareas domésticas y nos sentimos mucho más confortables. Limpiar nuestra casa se siente como si limpiáramos también cualquier ruido mental que podamos tener. Y es que en una vivienda limpia, es más fácil ver las cosas claras - literalmente - pudiendo tomarnos un descanso, reiniciar y empezar de cero.
Es por ello que, al contrario de esta felicidad que se siente cuando tenemos todo perfecto, existen malos hábitos o errores que hacen que nuestro hogar termine siendo un caos y que, por supuesto, las personas que son más felices en casa nunca siguen ni repiten. Es posible que, sin darte cuenta, estés haciendo alguno de ellos. ¡Te lo contamos para que te despidas de ese mal hábito cuánto antes!
10 Malos hábitos que deberías dejar de hacer en casa
No se trata únicamente de que estos malos hábitos o errores en la limpieza y orden pueden evitar que seamos más felices en casa, sino que también están haciendo que perdamos dinero y tiempo. ¡No queremos que esto siga ocurriendo!
1. Lavavajillas a tope
El lavavajillas es uno de los electrodomésticos que más nos gustan de casa. Y es que la tarea de tener que limpiar todos los platos y cubiertos que utilizamos, está entre las más odiadas (si no es la que más). Es cierto que, por lo general, nos permite ahorrar tiempo y agua. Sin embargo, si lo sobrecargamos, además de que no va a limpiar la vajilla correctamente, perderemos tiempo volviendo a fregar o limpiando aquellos objetos que no hayan quedado del todo limpios.
2. Limpiar a la inversa, de abajo a arriba
No es la primera vez que te comentamos que, para una limpieza eficiente, lo idóneo es comenzar de arriba a abajo. El polvo y suciedad de muebles y encimeras tienden a caer al suelo, por lo que este debería ser lo último que limpiemos y no lo primero. Barrer y fregar tienen que ser las últimas acciones en nuestras tareas domésticas si queremos que la limpieza sea correcta.
3. No limpiar o cambiar los utensilios de limpieza
Para limpiar de la forma más higiénica y eficaz posible, es importante que de ve en cuando, limpiemos o cambiemos los utensilios que nos ayudan a lograrlo, es decir, estropajos, bayetas, cepillo, cubo... porque solo así, evitaremos restregar la suciedad que hemos eliminado en limpiezas anteriores.
4. Utilizar una sola bayeta para todo
Ninguno de nosotros queremos tener un rincón de limpieza abarrotado de estropajos, bayetas, cepillos o distintos objetos. Sin embargo, un grave error es utilizar la misma bayeta para todo. Al hacerlo, solo conseguiremos esparcir la suciedad y las bacterias de un punto a otro del hogar. ¿Te imaginas limpiar la encimera de la cocina con el mismo trapo o esponja que limpias tu cuarto de baño? ¡No! Incluso en una misma estancia, como puede ser el aseo, es recomendable utilizar diferentes paños, ya que algunas zonas tienen mucho más gérmenes que otras.
5. Echar mucho detergente a la lavadora
El olor a ropa limpia es una de las cosas que más nos gustan a la hora de hacer las tareas domésticas. El aroma que desprende nuestro detergente, hace que toda la casa se sienta limpia en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, echar grandes cantidades de este líquido en nuestra lavadora, puede estropear nuestras prendas, dejar restos en ellas y, además, se malgasta mucho detergente.
6. No limpiar el microondas
Aunque creamos que el microondas no se ensucia, sí lo hace, y puede hacerlo mucho. Este electrodoméstico de uso diario acaba ensuciándose de restos de distintas comidas al calentarlas, provocando que con el tiempo sea más difícil de eliminar y que la suciedad se acumule. ¡Esto es antihigiénico! De vez en cuando, revisa su estado y límpialo con cierta frecuencia. No te olvides de él.
7. No dejar que los productos actúen
Los productos que utilizamos para limpiar, por lo general, necesitan unos minutos de reposo para que sus componentes actúen y consigamos el resultado deseado. No dejar actuar a estos productos, impide que cumplan con su objetivo. Lee las etiquetas de cada uno de ellos y cumple con sus indicaciones antes de aclararlos o quitarlos con la bayeta.
8. No esperar a que las toallas se sequen
Aunque acabes de utilizar tu toalla, antes de echarla a lavar, conviene que esperes a que se seque. Meter toallas húmedas en el cesto de la ropa sucia, puede generar humedad en el resto de prendas y por consiguiente, favorecer el crecimiento de bacterias. Es importante que, antes de hacerlo, las extendamos durante unas horas para que queden completamente secas.
9. No atender a los pequeños objetos
¿Hace cuánto no limpias los interruptores de la luz o los zócalos? Se trata de los grandes olvidados porque son pequeños objetos o elementos que creemos que no acumulan suciedad y en realidad, son grandes fuentes de polvo y bacterias. De hecho, en el caso de los interruptores, están pasando frecuentemente por nuestras manos. Imagina cuántos gérmenes podemos tener en ellas si no los limpiamos de vez en cuando.
10. Limpiar manchas de alfombra húmedas
Las alfombras pueden ser muy delicadas cuando se trata de limpiar una mancha. Son textiles especiales que requieren una forma de limpiar diferente a la de otros objetos de la casa. Para quitar las manchas de ellas, es mejor secarlas, y cuando se encuentren completamente secas, utilizar un quitamanchas especializado en alfombras, siguiendo siempre las instrucciones.
¿Te has quedado con todos ellos? Comienza tu nueva rutina de limpieza y deshazte para siempre de estos hábitos. ¡Verás como tendrás tu casa más limpia a la par que ahorrarás tiempo y dinero!