Si hay algo que me encanta de los bolsos, aparte de lo prácticos que son, es que cada uno tiene su propia historia: el que compré en aquel viaje especial, el que me regalaron por mi treinta cumpleaños y, por supuesto, ese bolso de marca para el que tuve que ahorrar mis dos primeros sueldos…
Además, estos complementos también tienen otro poder inestimable: hablan de nosotras, definen nuestro estilo, nuestros anhelos y hasta nuestro estado de ánimo. Por todo ello, es lógico que queramos darles protagonismo en el armario. El problema es que, por lo general, no tenemos uno ni dos bolsos, sino veinte o treinta, y hacer espacio para semejante arsenal es complicado, sobre todo, si no queremos que terminen apilados y deformados. Pero tranquila, que la solución no es deshacerte de tu preciada colección, se trata de algo menos dramático. Basta con echar mano del ingenio y aplicar los trucos de orden que te voy a mostrar a continuación. Spoiler: funcionan.
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