La lejía siempre ha sido el producto estrella para limpiar los hogares. Sus propiedades lo convierten en ideal para conseguir grandes resultados y en poco tiempo. Ahora bien, limpiar no es lo mismo que desinfectar. Y aquí es donde debemos tener en cuenta que el amoniaco, aunque tiene un gran poder desengrasante, no desinfecta al mismo nivel que la lejía. Cierto es que, en algunas superficies, es preferible limpiar con amoniaco, ya que la lejía podría corroerlas y estropearlas. Por ello, os recomendamos tener en vuestro kit de limpieza ambos productos y dependiendo de los objetivos que queráis conseguir, utilizar uno u otro.
El amoniaco y su poder desengrasante
El amoniaco se caracteriza por su excelente poder desengrasante que lo transforma en el producto ideal para limpiar aquellas superficies que recurrentemente se manchan y no están en excesivo contacto con las manos.
Ideal para desinfectar con amoniaco
- Marcos de ventanas, de cuadros, cristales, lámparas, televisores...
- Superficies cromadas y metálicas.
- Parqués sintéticos o de recubrimiento plástico.
Evita desinfectar con amoniaco
- Superficies enceradas o barnizadas como los suelos de parquet, muebles lacados o encerados.
Cómo debemos utilizar el amoniaco
Es muy importante tener en mente que debemos diluir el producto en agua antes de utilizarlo. Así, hay dos opciones para ello: o comprarlo en versiones comerciales diluidas. O bien, diluirlos nosotros en agua antes de aplicarlos sobre las superficies. El motivo es conseguir atenuar su poder corrosivo. Además, no debemos olvidar que se trata de un artículo altamente volátil. Esto significa que pasa con facilidad a la forma gaseosa impregnando el hogar de un olor muy característico y nada agradable. Un artículo corrosivo con un olor nada complaciente. En consecuencia, pueden irritar nuestras mucosas y ojos.
Los trucos para una utilización correcta del amoniaco son los siguientes...
- Ventilar lo máximo posible cada vez que usemos el amoniaco. Esto es...¡ventanas abiertas!
- Desinfectar en horas que no utilizamos mucho las estancias para así permitir que sus vapores desaparezcan sin que afecten a nuestro organismo.
- Utilizar guantes de látex para proteger la piel de las manos.
- Procurar no exceder de las cantidades necesarias, con un pequeño chorro es suficiente.
La regla de las reglas
El amoniaco y la lejía NUNCA deben mezclarse ya que su unión puede ser muy peligrosa para el medio ambiente y sobre todo, para nuestra salud. La combinación de ambos produce una sustancia altamente tóxica que incluso puede llegar a ser letal. La lejía es hipoclorito sódico y el amoniaco es hidróxido de amonio y su unión lleva a una reacción denominada cloramina. Se trata de una sustancia con vapores altamente corrosivos para los pulmones y los ojos. Así que, ¡nunca utilizar en el ámbito doméstico!
Los 8 usos del amoniaco en el hogar
Se trata de un producto ideal para desinfectar zonas concretas. Te contamos los 8 espacios ideales para su aplicación.
- Amoniaco para la grasa. Se trata de un producto muy efectivo para eliminar las manchas y salpicaduras de grasa de toda la cocina.
- Amoniaco para la limpieza de cristales. Perfecto para limpiar vidrios y cristales, ya que permite retirar cualquier mancha y huella para conseguir un resultado increíble.
- Amoniaco para limpiar baños. Actúa de forma eficaz retirando la suciedad y permitiendo mantener los azulejos limpios y brillantes durante mucho más tiempo.
- Amoniaco para la limpieza de la madera. Es excelente para limpiar suelos y muebles de madera, ahora bien, debemos asegurarnos antes de que la madera no esté barnizada porque entonces no se debe utilizar bajo ningún concepto.
- Amoniaco en ropa y calzado. El amoniaco también permite eliminar manchas sobre los tejidos pero no todo tipo de telas, así que alerta a la composición de las prendas.
- Amoniaco para la limpieza de alfombras. Se trata de un producto perfecto para limpiar alfombras y moquetas ya que combate de forma eficaz la suciedad en los tejidos de este tipo. Estupendo para cuando se derraman líquidos.
- Amoniaco para eliminar malos olores. Di adiós a los malos olores de la humedad o moho gracias al amoniaco. Añade un poco al agua cuando pongas la lavadora y verás como funciona.
- Amoniaco para limpiar bronce y cobre. Limpiar los adornos de cobre y bronce es muy buena idea. Solo debes mezclar una tapa pequeña de amoniaco en un poco de agua tibia y frotar los materiales. Recuperarán su brillo y belleza, ¡garantizado!
El amoniaco es un producto estupendo para limpiar nuestros hogares gracias a su composición, sin embargo, úsalo con precaución para conseguir los resultados esperados y no salir perjudicados.