No hay nada como salir de la ducha después de una ducha calentita y reconfortante y envolverte en una toalla suave y esponjosa. Aunque esa magia se desvanece en una milésima de segundo si, cuando te acercas la toalla al cuerpo, desprende un olor algo desagradable, olor a humedad. Esta situación, tan común como frustrante, puede arruinar ese momento de bienestar que todos buscamos tras el baño. Pero no te preocupes, no todo está perdido. Si has vivido esta situación alguna vez y no sabes ya qué hacer para que las toallas no huelan a humedad, a continuación, te explicamos 8 consejos para conseguirlo. Con unos simples cambios en tu rutina de lavado y almacenamiento, podrás despedirte de ese molesto problema y disfrutar de toallas frescas y perfumadas cada vez que salgas de la ducha.
El olor a humedad en las toallas suele aparecer cuando no se secan correctamente o se guardan en lugares con poca ventilación. Incluso el detergente en exceso o la acumulación de residuos de suavizante pueden contribuir a este inconveniente. Sin embargo, esto no significa que debas resignarte a tener toallas malolientes. Afortunadamente, con algunas prácticas sencillas y el uso adecuado de productos de limpieza, puedes evitar que se forme esa molesta capa de humedad y hongos que causa el mal olor. Sigue leyendo y descubre cómo estos sencillos consejos pueden hacer que tus toallas vuelvan a ser tan frescas y acogedoras como el primer día.
1. Cuélgalas correctamente
Aunque pueda parecer una cosa de sentido común, no todo el mundo las cuelga bien, o incluso peor, las suelen dejar amontonadas o tiradas por el suelo. Y es que colgar las toallas correctamente cuando estén todavía húmedas ayuda a que se sequen por completo y rápidamente, lo que, a su vez, evita el crecimiento de bacterias y moho. Para hacerlo de forma correcta, deberás dejarla extendida en una sola capa para que el aire circule y no debes colgarla sobre objetos sólidos, como la mampara de la ducha, ni doblada. Lo ideal sería usar toalleros (mejor que no sean eléctricos) o perchas.
2. Mantén la habitación ventilada
Las bacterias crecen más rápido cuando las toallas tardan en secarse, ya que la humedad queda atrapada. Por eso, es fundamental mantener la habitación donde la colguemos bien ventilada, así que abre ventanas y puertas siempre que sea posible.
3. No uses demasiado detergente
Aunque parezca que echar mucha cantidad de detergente en la lavadora es beneficioso para el lavado de tus toallas, nada más lejos de la realidad. Cuanto más detergente utilices, más probable es que queden restos de espuma en las toallas, lo que hará que se sientan más ásperas y rasposas en lugar de suaves. También pueden empezar a oler mal, ya que la suciedad queda atrapada en el tejido.
4. Tampoco te pases con el suavizante
El suavizante es estupendo para hacer que la ropa quede suave, pero no debes abusar de él con las toallas. Puede afectar a su capacidad de absorción, lo que significa que no secarán bien. Además, los ingredientes a base de aceite del suavizante pueden crear una capa en las toallas, impidiendo que respiren correctamente y que, por consiguiente, los olores se queden atrapados en ellas.
5. Lava tus toallas con agua caliente
Es verdad que lavar a baja temperatura ahorra energía, pero no es tan eficaz para eliminar bacterias, lo que puede dejar un mal olor en las toallas. De vez en cuando, lava tus toallas en ciclos más calientes, siempre respetando la etiqueta de cuidado.
6. Lava tus toallas con regularidad
Se recomienda lavar las toallas de baño cada 3-4 usos, las de gimnasio tras cada uso y las de manos una vez a la semana. También asegúrate de sacarlas de la lavadora tan pronto como termine el ciclo para evitar el crecimiento de bacterias y el olor a humedad.
7. No olvides limpiar tu lavadora
Muchas veces, el mal olor en las toallas proviene de una lavadora sucia. Si no limpias el tambor de la lavadora, los restos de jabón y suciedad pueden acumularse, afectando el lavado de tus toallas. Realiza un ciclo de limpieza vacío con vinagre blanco o un limpiador específico cada pocos meses.
8. Lávalas con vinagre blanco y bicarbonato de sodio
Para una limpieza más profunda y eliminar olores persistentes, lava tus toallas con vinagre blanco y bicarbonato de sodio. El vinagre actúa como desinfectante natural, mientras que el bicarbonato neutraliza los malos olores y ayuda a suavizar las fibras.