Si quieres conservar las puertas de tu casa -por la crisis, porque te gustan, porque no hace falta cambiarlas por cambiarlas-, pero necesitan un trabajo de restauración, lo primero que debes tener en cuenta es evaluar si la puerta está bien recta y en buenas condiciones. Y es que con el tiempo, y según el clima, éstas tienden a torcerse, entorpeciendo su apertura y cierre. Lo primero que debes hacer es valorar el estado de la puerta y decidir si el cambio puedes hacerlo tu misma o necesitas encargarlo a un profesional.
Pasos previos
Si el estado de las puertas permite una restauración, Jordi Madrigal, de la empresa especialista en carpintería Jormma Design, aconseja seguir una serie de pasos previos:
- Sanea tu puerta: alisa la superficie y rellena los golpes con una masilla especial de poliéster (o masilla de carrocería), para que, cuando lijes la puerta, permanezca lisa y no se formen hoyos. Si te decides por un profesional para esta tarea, puede pedirte unos 60 € por el trabajo.
- Renueva los herrajes: desmonta los picaportes y placas y compra nuevos. El precio de los herrajes se sitúa en unos 70 €. Guárdalos para montarlos después de pintar, para no mancharlos.
- Cambia los marcos de los tapajuntas: un detalle que hará que tu puerta quede como nueva.
- Imprima: antes de empezar a pintar, es aconsejable que apliques una o dos capas de imprimación, para impedir que la pintura se caiga o salte al más mínimo roce. Una vez apliques las dos capas de imprimación, haz un segundo lijado con una lija de grano fino (lija de barniz) para conseguir un acabado más fino.