Desde niña me han fascinado las películas de suspense, esas que incluían una escena en concreto: alguien manipulaba una pieza en la chimenea o accionaba una palanca tras un espejo, se oía un clack y la librería de al lado de pronto se abría porque además de albergar libros, era una puerta secreta. ¡Y nadie lo había sospechado! Pues bien, salvando las distancias y el contexto, las puertas ocultas e invisibles en decoración están de moda. No se ven, apenas se notan, pero están. Y detrás de ellas puede haber un dormitorio, un baño o un despacho. Además son perfectas para pisos pequeños, crear una entrada a un espacio que queremos que pase desapercibido o darle un acceso restringido. 

¿Y cómo es que no se dejan ver? Pues gracias a la ausencia de marcos, jambas, tapajuntas y rodapiés que la funden con la pared, mimetizándola. Te traemos algunos ejemplos de interioristas que las han utilizado en sus proyectos. Así es como han creado espacios más armónicos y modernos que se integran perfectamente con el entorno. 

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