Si la cara es el espejo del alma, la casa es el espejo de tu vida diaria, dice mucho de cómo eres, de cómo vives y de cómo te sientes. Si vives rodeada de cosas que te hacen feliz, seguro que serás más feliz. Y al contrario, si tu ambiente más íntimo no encaja con tus intereses vitales, te sentirás mal en tu propia casa, sin saber por qué. Mira alrededor y pregúntate: ¿te gusta lo que ves?, ¿qué emociones te transmite cada estancia?, ¿qué cambiarías para sentirte mejor? Las respuestas a estas preguntas te descubrirán qué es lo que puedes mejorar.

Primero, conecta con la naturaleza

Vivir rodeado de vegetación nos hace sentir bien y aporta felicidad. Está comprobado que las plantas mejoran la salud y potencian la sensación de bienestar, ya que purifican el aire y eliminan sustancias químicas nocivas.

Elígelas frondosas en el salón, aromáticas en la cocina y verdes para el dormitorio. Busca la armonía con especies de hojas sin puntas o pinchos. Algunas plantas concretas como el tronco de la felicidad, se relacionan con los buenos augurios. Pruébalo y colócala en el salón; te aportará energía positiva.

Jesús Arnau, jardinero y paisajista
  • Nuestra vida transcurre entre asfalto y plástico. En cambio el entorno natural es el que genera felicidad.
  • Mi mejor consejo está en coger lo que la naturaleza nos da y aprovechar lo mejor de cada estación: adorna tu casa con flores de temporada, con plantas verdes o con hojas.

Atrapa la luz del sol

La luz natural es otra gran fuente de salud: activa el sistema inmunitario, aporta alegría y optimismo y es el mejor antídoto para combatir el decaimiento. Estudios científicos revelan que la exposición a la luz solar ayuda a equilibrar los neurotransmisores del cerebro, de modo que cuanta más cantidad de horas de sol disfrutemos, menos problemas de ánimo tendremos. Para atraerla distribuye las zonas de día hacia el sol y sitúa los muebles para aprovechar al máximo la luz natural. Cáptala con la ayuda de tonos blancos, telas transparentes y materiales, como el cristal, que permiten que viaje la luz hasta el último rincón de la casa.

Una casa para vivirla en compañía

Cultivar las relaciones positivas, conectar con la familia y con los amigos, estimula nuestra capacidad de socialización y, con ello, nuestra emotividad. Abre las puertas de casa, recibe con ilusión y celebra la suerte de poder compartir tu espacio con los demás. Redecora el salón, el comedor o la terraza con elementos (pufs, sillas plegables...) que te permitan recibir cómodamente a tus invitados. Y piensa en los niños. También para los más pequeños de la casa el compartir es vital; piensa en ello y elige una cama nido, para que puedan invitar a sus amigos a dormir.

La cocina, el corazón vivo de la casa

Filosofías como el Feng Shui consideran la cocina como el alma del hogar. Este es el espacio donde se ubica el "fuego", el lugar de cocción de los alimentos y donde se nutre el interior. Por eso es importante articular la cocina como uno de los ejes de la vida familiar: darle espacio, luz y, sobre todo, vida. Crea un office y utilízalo a diario, para las comidas en familia, dedica una tarde a cocinar con los niños y hacer que se empolven de harina mientras preparan unas galletas, y convierte la cocina en un informal centro de reunión si vienen amigos. Tener a la vista alimentos (cuencos de frutas frescas, verduras y frutos secos) es una fuente de prosperidad, según el Feng Shui, y además ayuda a llevar una dieta equilibrada.

Marta Gavaldá, interiorista experta en Feng Shui
  • Conectar con el presente, sentir el "aquí y ahora" es una actitud positiva que conduce a la felicidad.
  • Vivir el presente en una casa significa tenerla a punto, darle una mano de pintura y redecorarla con pequeños cambios.
  • Mi consejo para el nuevo año es que vistas la casa con colores que conectan con la naturaleza: verdes, amarillos, rosas... Y que la disfrutes intensamente.

Espacios ordenados, igual a paz interior

Los espacios ordenados no solo resultan más prácticos; nos facilitan el día a día y nos aportan calma y felicidad. La clave es organizar tu entorno próximo (el armario, tu mesa, tu rincón) para que tengas todo a mano y a tu gusto.

Aprovecha para tirar los objetos que ya no necesitas. Practica el desapego, regala a tus amigos lo que no usas. Así estarás propiciando la limpieza interior, dejando espacio para que entren cosas nuevas en tu vida.

Un rincón para reencontrarte

Elige un lugar de tu casa en el que te sientas especialmente bien. Dispón en él los elementos necesarios para convertirlo en tu refugio personal. Una butaca y una lamparita o unos cojines sobre una alfombra... Coloca objetos que refuercen la sensación de calma y desconexión (una imagen de un amanecer, unas flores...). Relájate cada día, sentándote un rato y controlando la respiración, como una especie de meditación personal. Bastarán pocos minutos al principio. Si tienes niños, dispón en su habitación una silla o cojines y explícales que esa zona es su refugio cuando necesiten tranquilizarse o sentirse mejor.

Practica la gratitud y valora tu casa

Practicar la gratitud, el saber reconocer y valorar las cosas buenas que nos regala la vida, es una forma eficaz de potenciar la felicidad. Agradece las pequeñas cosas del día a día y reconoce qué agradable resulta tener agua caliente o disfrutar de una buena lectura. Rodéate de imágenes positivas, de fotos de momentos felices, con tu pareja, tus hijos.... Y disfruta realmente del placer de vivir tu casa y sentirte feliz en ella.

Mariano Bueno, experto en Biohabitabilidad
  • Un descanso reparador no solo aporta salud, también contribuye a nuestra estabilidad emocional.
  • Para lograrlo, el dormitorio debe estar libre de contaminación electromagnética. De noche, desenchufa todos los aparatos eléctricos (lamparita, tele, radios...) y ¡retira el móvil!
  • Si puedes, elige la habitación más oscura y alejada de zonas de alta tensión y despiértate con la luz del sol.

En la galería podrás ver varios ejemplos de estancias que aportan felicidad.