El nombre hace la cosa, pero en cuestión de suelos de madera, el nombre nos puede llevar a conclusiones erróneas. ¿Parquets, tarimas, laminados? Si estos términos son un laberinto de conceptos y no acabas de tener claro qué es cada cosa, te echamos una mano. Y se acabó eso de llamar al laminado "el parquet que no se raya".

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Parquet

Por parquet se conoce a todos los suelos de madera maciza. Aunque es habitual asociar este término con aquel pavimento de madera a base de tablillas que iba encolado en el suelo. "Este tipo de parquet, que se popularizó en los años 50 y 60, se encolaba en un primer momento sobre soleras de hormigón y más adelante estas se reemplazaron por restos de mosaico, porque no daban tantos problemas", explica Pere Via, del Gremi de Fusta i Moble.

Estos parquets podían fabricarse con tablilla clásica de pequeño formato de 25:5:1 o con tablilla de gran formato y se encolaban, pulían y barnizaban en obra. Los diseños o estilos más populares eran en espiga, en damero, chevron o baldosa Versalles. "Unos estilos que vuelven a estar de moda hoy en día, pero con suelos multicapa e incluso con laminados que imitan estos dibujos", apunta Pere.

Cocina y office vistos desde puertas correderas acristaladas. Suelo de madera pintado de blanco (00427762)

Puertas acristaladas. Comunican, dan luz y si son correderas, como estas de Asun Antó, ayudan a ganar espacio. Proyecto y mobiliario de Deulonder Arquitectura Domèstica. Mesa y sillas de ratán, de Coton et Bois. Pavimento de madera de pino pintado de blanco.

La moda por lo natural ha revalorizado las maderas con mucha presencia de nudos y vetas. Y en cuanto a acabados, se apuesta por barnices al óleo o al agua pero de acabado satinado, con poco brillo.

Tarimas de madera

"Las tarimas son lamas de madera que todo su grosor –entre 17 y 24 mm– está compuesto por madera maciza y su principal característica es que las lamas están machihembradas en todo su perímetro, lo que facilita su sistema de montaje. Tradicionalmente, el proceso de instalación era lento, ya que las lamas debían ir clavadas sobre rastreles de madera y el acabado final de pulido y barnizado debía hacerse in situ en la obra", explica Pere.

Hoy en día se pueden instalar sobre soportes especiales para este tipo de colocación, o directamente encolados a la base mediante colas especiales, siempre que el suelo esté nivelado. En función del grosor de la tarima, esta podrá restaurarse y pulirse más o menos veces.

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Suelos multicapa o de ingeniería

Se componen por diferentes capas de madera, aunque lo habitual son tres dispuestas de manera longitudinal y transversal. La capa superior, de unos 2-4 mm de grosor, es la de uso, por lo que irá barnizada y será de una madera noble. El resto de capas –el núcleo central y el compensador de base– serán de maderas menos nobles. El grosor total suele ser de unos 14-15 mm, aunque los hay a partir de 10 y hasta los 22 mm.

"Los suelos multicapa vienen preparados de fábrica, por lo que cualquier persona con un poco de maña puede atreverse a instalarlos en su casa. Solo hay que tener en cuenta 3 puntos básicos: la planimetría del suelo, respetar las juntas de dilatación y asegurarse que el suelo está seco", asegura Pere Via

"Estos suelos tienen la ventaja respecto las tarimas que al estar tratados en fábrica suelen ser más estables y raramente se deforman, cosa que es más habitual en los suelos de madera maciza. Los de ingeniería son suelos más técnicos, de ahí que no sean tan sensibles a los cambios de temperatura o de humedad, dos factores muy importantes a la hora de instalar un suelo de madera", sostiene Pere. "Y es que a mayor humedad –lo ideal para un suelo de madera es que la humedad ambiente esté en el 50% y la temperatura sea de unos 20ºC–, la madera se dilata. Un problema común, por ejemplo, en la ciudad de Barcelona donde los niveles de humedad pueden llegar hasta el 80%. En cambio, cuando la humedad es baja, alrededor del 30% –habitual en el Pirineo–, la madera se contrae y el suelo tiende a abrirse", añade Pere Via.

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    Suelos laminados

    Son suelos sintéticos que constan de diferentes capas: una superior u overlay que es la que protege el suelo de manchas, rayaduras o impactos; la capa de diseño o fotografía de alta resolución que imita el acabado de la madera; un núcleo de HDF (Fibra de alta densidad) que es el corazón del suelo laminado y una capa equilibrante, que suele estar en la base. "Suelen fabricarse en grosores de 6, 7, 8 y 12 mm. En este este tipo de suelos es muy importante que el núcleo de HDF presente un índice de absorción muy bajo, nunca superior al 20%", sostiene Pere.

    Otro punto importante en los suelos laminados es el sistema de instalación, que suele ser de click, aunque Pere destaca que no todos son iguales: "Es importante que el sistema elegido ofrezca las máximas garantías, para evitar movimiento en las juntas".