Renovar el suelo es una reforma diez. ¿Por qué? Pues porque es lo más parecido a estrenar piso... ¡pero sin mudarse! Antes de elegir el material es importante que tengas claro qué quieres lograr con el nuevo suelo: ¿más luz, crear sensación de amplitud, sumar calidez, modernizar tu casa...? Sabiendo qué es exactamente lo que buscas te será mucho más fácil acertar con el material y su tonalidad.
Y sí, es cierto que solo con un suelo nuevo el cambio es radical, pero no deja de ser una pequeña obra. Así que para que no te lleves sorpresas inesperadas hemos reunido algunas de las cuestiones más importantes que debes saber antes de emprender la reforma: los efectos que puedes lograr, el importe de la empresa de mudanzas para guardar los muebles, los gastos imprevistos... Y también los pros y contras de 5 materiales distintos y su coste aproximado.
Obras, las justas
Cada vez son más los suelos que se instalan sin tener que quitar el pavimento anterior. Solo con eso verás reducirse la duración de la reforma, los escombros, el polvo y los ruidos (muy importante si no te mudas durante las obras). Pero no te engañes, hay una parte inevitable: retirar los muebles y tener la casa patas arriba al menos un par de días.
Unifica y gana amplitud
No hay una norma fija, pero apostar por un único suelo para toda la casa hará que se vea más amplia. Si unificas colores y eliminas los perfiles que separan cada cambio de pavimento será más fácil de limpiar. Pero, ¿y la cocina y el baño? Hoy en día, incluso los suelos de madera –eso sí, asegúrate de que soporte la humedad– son indicados para estas estancias.
¿Qué hago con los muebles?
Para cambiar el suelo, los muebles deben quitarse de en medio. Puedes hacerlo tú mismo o contratar a una empresa de mudanzas que se encargue de todo: desmontarlos, embalarlos, trasladarlos y guardarlos en su almacén. Todo el proceso, con un par de semanas de guardamuebles incluidas, podría valer para un piso de unos 100 m2 unos 1.800 €, según Mudanzas Diagonal. A este precio deberías sumarle las tasas de permiso de carga y descarga en la vía pública, que varían en función de cada municipio.
Prevé los imprevistos
Cambiar el suelo no es solo cambiar el suelo. ¿Has pensado qué vas a hacer con los zócalos? Lo habitual es renovarlos y poner otros “a juego” con el nuevo suelo. Esto conlleva un sobrecoste (calcula un 5% del precio del suelo) que deberás tener en cuenta al hacer tu presupuesto. Otro punto importante, y en el que muchas veces no caemos, son las puertas. Si has instalado el suelo sobre el anterior es probable que debas rebajarlas. El precio puede oscilar entre los 70 y los 100 euros por puerta, según si son nuevas (menos de 30 años) o recuperadas, ya que el proceso es más complejo.
Para todos los bolsillos
¿No te salen las cuentas? No desesperes, también hay buenas opciones para los bolsillos más ajustados. Las grandes superficies de decoración y reformas, como Ikea, Leroy Merlin o Bauhaus, por ejemplo, suelen tener promociones y precios muy ajustados. Si aún así el presupuesto se te dispara, puedes maquillar el suelo que ya tienes. Por ejemplo, pintándolo. Existen pinturas plásticas especiales para todo tipo de suelos desde 20 euros/m2.
5 fórmulas para acertar
- Color. Tenlo en cuenta, porque un suelo claro dará luz y amplitud; mientras que uno oscuro recogerá y dará calidez al ambiente.
- Textura. Los suelos con mucha textura y muchas juntas suelen ser difíciles de limpiar.
- Tacto. Si no te decides entre un material u otro, ¡prúebalo! Descálzate y nota su tacto en los pies: es la única prueba con la que tendrás una sensación real.
- Resistencia. Si tienes niños, no lo dudes: pon un laminado. Es resistente, sufrido y aguantará bien el trote de los peques.
- Clima. Si vives en una zona fría, nada mejor que la madera. En cambio, si es calurosa, alíate con el frescor de la piedra o la cerámica.
1. Madera, la más cálida
Antes de apostar por la madera natural debes hacerte la siguiente pregunta: ¿me importa que no esté siempre como el primer día? Si la respuesta es que no, no lo dudes, porque la madera, como producto natural que es, al envejecer se transforma.
Ventajas. Es cálido a la vista y al tacto y aporta un valor añadido a cualquier espacio. Es ecológico (asegúrate de que tiene el certificado FSC o PEFC y los barnices empleados son naturales) y puede instalarse sobre el pavimento anterior, siempre que sea estable. Se puede reparar sin perder belleza y con un mínimo mantenimiento puede ser un suelo para toda la vida. Si eliges una tarima clavada al suelo, ganas, además, estabilidad y minimizas el ruido de la pisada.
La madera cerámica es una alternativa sufrida a la natural. Es un gres porcelánico que imita muy bien la madera
A tener en cuenta. Como materia viva que es, no es un suelo inalterable, evoluciona: cambia de tono, aparecen imperfecciones por golpes, rayaduras... Antes de decidirte, debes valorarlo.
Precio. Desde 75 euros/m2 una tarima de roble de Listone Giordano.
2. Cerámico, muy versátil
Si buscas un suelo todoterreno, que no requiera mantenimiento y sea muy sufrido, los pavimentos cerámicos son una muy buena opción.
Ventajas. Es un pavimento sostenible, no se usan productos tóxicos ni en su extracción ni en su manipulación. Es duro y resistente al impacto – el granito más que el mármol–, fácil de limpiar y puede instalarse sobre el anterior.
A tener en cuenta. El acabado pulido pierde su brillo con el tiempo y para recuperarlo deberás pulirlo de nuevo. El mármol, y sobre todo las calizas –muy porosas–, no se recomiendan para la cocina, ya que son sensibles a las manchas y productos agresivos. El granito es más sufrido pero, en toda la casa, sus marcados dibujos pueden llegar a cansar.
Precio. Mármol crema marfil Coto de Levantina, 60 euros/m2, aprox.
4. Laminado, sufrido y para todo uso
¿Te gusta el aspecto de la madera pero buscas una opción más barata y más sufrida a manchas y rayaduras? El laminado es sin duda tu mejor opción. Pero debes tener en cuenta que, aunque más económica, no es tan duradera como la madera.
Ventajas. Con el sistema click es fácil de instalar (en un día puede estar listo un piso de 100 m2), ofrece muchos acabados y no se decolora por el sol.
Atener en cuenta. Al ser flotante, puede producir un "efecto tambor" al andar, no se puede reparar y no envejece.
Precio. El laminado Impressive de Quick- Step, desde 27 euros/m2.
Existen laminados que, gracias a un revestimiento, son resistentes al agua, ideales para el baño.
5. Microcemento, un suelo continuo
Es la opción perfecta si buscas un suelo continuo y unificado para toda la casa. ¡Y adiós a las juntas! Además, incluso puedes personalizar el color.
Ventajas. Es un pavimento continuo y puede instalarse sobre el anterior –siempre que sea estable– sin necesidad de rebajar las puertas, ya que suele presentar un grosor de unos 2-3 mm. Es importante tener en cuenta que, a menor grosor, mayor es su resistencia, y no al revés. Aunque existe un número limitado de colores (en Topcret, 35) se pueden hacer variaciones personalizadas. Es resistente al agua y su aplicación es artesanal a mano, por lo que cada obra es única. Se puede reparar fácilmente y se presenta en varios acabados: mate, satinado (la opción más recomendable), brillante y rústico (con una textura más rugosa).
A tener en cuenta. No es una superficie homogénea, sino que presenta aguas. Las paredes adquieren un aspecto sedoso que "cambia" de color y brillo en función de la incidencia de la luz. Es un material delicado a los golpes y puede rayarse. Y también agrietarse con los cambios de temperatura.
Precio. De Topcret, unos 70 euros/m2.