Tener menos muebles pero más versátiles es una manera infalible de sacar el máximo partido a los metros y disfrutar de espacio para todo. Te contamos qué piezas elegir.
Un baúl a modo de mesa de centro
Para baúles y arcones adoptar otra función es lo más sencillo: basta con que cambien de ubicación. Así, un baúl a pie de cama es un espacio de almacenaje y una práctica descalzadora, mientras que si lo colocas entre dos sofás se convierte en una decorativa mesa de centro y un desahogo en el salón para guardar cojines, mantas o incluso una colección de revistas.
Si se trata de una pieza recuperada le darás personalidad a la decoración. Y si lo recuperas tú misma, aplícale un barniz incoloro para destacar las vetas de su madera y comprueba sus herrajes y la apertura de la tapa. Si no quieres una pieza demasiado robusta, puedes combinar dos baúles más pequeños de fibras o de madera.
Pufs y algo más
Pufs con capacidad. Son muy prácticos para guardar revistas, mandos o plaids. Al ser desenfundables resultan muy cómodos a la hora de renovarlos o lavarlos.
Con una cama. Increíble pero cierto: un puf de 70x70 cm se puede convertir en una cama de 70 x 198 cm. La cama se dobla dentro de la estructura del puf como un libro y es muy fácil de desplegar.
Un pasaplatos para trabajar y guardar
¿Cómo ganar una isla de trabajo sin hacer obras en la cocina? La respuesta es una práctica mesa-carrito con ruedas. Las hay de todos los tamaños, de 40x40 cm para cocinas minis, hasta mesas más generosas. Ten en cuenta que alrededor debes dejar unos 90 cm libres para poder circular sin problemas. Si el carrito cuenta con cajones y baldas te permite tener a mano los utensilios de cocina que más uses, así como el menaje que necesites cuando el carrito se utilice de pasaplatos. Equipado con ruedas, te facilitará su traslado y la limpieza.
Ahorra espacio
Con un banco a medida. Bajo una ventana o en un rincón del office, un banco arcón es una buena opción para sumar plazas de asiento y ganar espacio extra para almacenar cajas y botellas. También puedes ponerlo en el recibidor o el dormitorio, a modo de práctico descalzador.
Asiento y escalera. Una pequeña escalera de madera de 3 peldaños es muy útil para acceder a los armarios altos de la cocina y sirve también como asiento auxiliar, allí donde lo necesites.
Repisa con ala. Plegada y pegada a la pared, apenas ocupa espacio. Al abrirla, tienes una superficie de trabajo extra o una pequeña mesa para desayunar y comer en la cocina. Con 30 cm de fondo es suficiente.
Una mesa que triplica su superficie
Las grandes ocasiones siempre plantean la misma duda: ¿dónde coloco a todos mis invitados? Y es que las mesas de comedor, normalmente, acogen con cierta comodidad entre seis y ocho personas, como mucho. Como no se trata de tener una mesa desproporcionada todo el año solo para dos días, la solución más versátil son los modelos extensibles o abatibles. Los primeros esconden en su interior un anexo que encaja en el centro de la mesa y alarga su longitud. Los segundos cuentan con alas abatibles a ambos lados, lo que reduce a un tercio su tamaño cuando no se despliegan. En función de sus medidas, puedes usarla la mayor parte del tiempo a modo de consola, y utilizarla como mesa auxiliar –para los niños, por ejemplo– en caso de tener una celebración.
Dos en uno
Guardar a dos bandas. Un mueble de doble cara, con baldas a un lado y cajones en el otro, es la opción más práctica para separar salón y comedor. Sirve de librería en el salón y de aparador en el comedor.
Sofás con truco. Además de los sofás cama, existen modelos que incorporan una chaise longue que se levanta a modo de canapé y ofrece un valioso espacio interior para guardar cojines y mantas.
Un cabecero con luz y mesillas integradas
Sustituir el típico cabecero por un medio tabique con las mesillas y las lámparas integradas es un buen modo de enmarcar la cama en el mínimo espacio y con un único mueble que aúna tres funciones. Un tabique de estas características mide unos 120 cm de alto. Puede estar pegado a la pared o servir de murete separador, por ejemplo, entre dormitorio y vestidor. En general, es necesario un grosor de unos 20 cm para ocultar las instalaciones de las lámparas en su interior. Y, en cuanto al ancho, dependerá del tamaño de la cama –entre 135 y 160 cm–y del tipo de mesillas que quieras. Al estar voladas, lo mejor es que sean ligeras, con un par de cajones y con el mismo acabado que el cabecero. Para que sean prácticas, el sobre de la mesilla no debe estar a más de 20 cm de altura del colchón. En cuanto a los apliques, lo ideal es que queden a unos 90 cm del suelo.
Piezas con cajones
Cómodas. Son grandes aliadas el orden y, si colocas un espejo encima, pueden utilizarse también como improvisado tocador. Serán más funcionales si las eliges con cajones de diferente altura.
Secreter. Gracias a su característica tapa, puede convertirse en pequeña mesa de estudio cuando la necesites. Sus cajones son ideales para mantener en orden tanto accesorios de escritorio como papeles. ¡Qué pena que este mueble esté en vías de extinción!
Consolas. Si son de poco fondo (unos 30 cm), puedes usarlas para dejar las llaves y la correspondencia en una zona de paso. En el dormitorio y con una silla se convierten en un pequeño estudio.
De todos estos muebles de doble uso ¿cuál te parece el más práctico?