Nórdico, edredón, plaid, manta, colcha... Hay tantas opciones y combinaciones para abrigar la cama que es fácil hacerse un lío. Sí, todos sabemos qué es un juego de sábanas, pero entre una colcha, un edredón y una funda nórdica es probable que las dudas empiecen a surgir. Te ayudamos a disiparlas.
Colcha
Su función es sobre todo decorativa, ya que no suelen ser muy gruesas. De hecho el espesor del relleno suele ser de menos de 150 g/m2. Lo habitual es utilizarla sola, con una sábana debajo, y es idónea para las estaciones más suaves del año, como la primavera o incluso el otoño si no es muy riguroso.
Una variedad un poco más gruesa y acolchada es la colcha tipo butí, que acompañada de una manta puede emplearse incluso en invierno.
Edredón
Más grueso y pesado que la colcha, es habitual que esté acolchado. El relleno del acolchado, que puede llegar a los 250 g/m2 de espesor, puede ser de fibra sintética o plumón, siendo la fibra sintética el material menos abrigado y el plumón el que más aísla del frío. Y a diferencia de la colcha, el edredón está indicado para las estaciones más frías del año.
Nórdico
El nórdico se ha impuesto como la solución más cómoda, versátil y moderna para combatir el frío, ya que al poder incorporarle el relleno que queramos, es muy fácil obtener la temperatura ideal durante todo el año. Como ocurre con el edredón, el relleno puede ser de plumón o de fibras sintéticas y los hay desde 125 g/m2, indicados para zonas cálidas, temporadas estivales y las personas más calurosas, hasta los 500 g/m2 para inviernos muy severos o personas muy frioleras.
A diferencia del edredón y de la colcha, que su relleno no se puede quitar ya que va cosido para asegurar que el calor se distribuya de manera uniforme por toda la pieza, en el caso de la funda nórdica el relleno sí puede quitarse, siendo la funda más fácil de lavar y renovar.