Los cambios de hábito de aseo –más duchas y menos bañeras– han favorecido el auge de las mamparas, que han desterrado a la tradicional cortina de ducha al baúl de los recuerdos. Y es que si bien para la bañera la cortina sigue siendo una opción práctica, cuando se trata de ducharse, es otra historia. Las salpicaduras (cuando no charcos a pie de ducha) son constantes, siendo un verdadero engorro.

Pero elegir una mampara no es tan fácil, rápido, ni económico como escoger una cortina para la ducha. Te ayudamos a acertar.

1. Tu mampara, tus necesidades

Parece una obviedad, pero es importante tenerlo en cuenta. Las necesidades de un niño, de un adulto o de una persona con problemas de movilidad son radicalmente distintas. Y la mampara debería ajustarse a ellas.

Para niños son prácticas las que se abren de la mitad hacia arriba: desde fuera llegas a los mandos del grifo y por abajo evitas salpicaduras. En cambio, las personas con problemas de movilidad necesitan más resistencia, seguridad y puntos de apoyo.

00523139 Baño con toallero en ducha

2. El mejor sistema de apertura para la mampara de tu baño

El espacio libre alrededor de la ducha y el tipo de plato –cuadrado, rectangular, curvo...– condicionarán la elección de un diseño u otro.

  • Correderas: el 90% de las mamparas se instalan con este sistema, ya que al deslizarse sobre unas guías no necesitan ángulo de apertura y no restan espacio al baño. Esto hace que sean una opción perfecta para baños pequeños. Además, son las mamparas más estancas. El único "pero" es que suelen contar con más perfilería que una de apertura batiente, cuyo diseño suele ser más limpio.
  • Batientes: se abren hacia adentro, hacia afuera o en algunos casos en ambos sentidos, siendo muy prácticas en baños amplios donde no importe hipotecar cm que deben dejarse libres para abrir la puerta. Para su instalación se necesita un espacio libre frente a la ducha equivalente a lo que mida la puerta. Lo habitual son 45 cm. Su principal ventaja es que dejan un hueco amplio de entrada al plato, mucho mayor que las correderas. Además, su estética es más minimalista, ya que apenas necesita perfiles.
  • Panel fijo: en baños mini son la mejor opción, porque no ocupan espacio ni restan luz. Asegúrate que puedes acceder de manera cómoda al plato de ducha. Cuando el panel es fijo, se sujeta a la pared simplemente con una bisagra.

A mayor altura de la mampara menor es la posibilidad de que el agua pueda salpicar por la parte superior de la ducha

Cómo elegir el tipo de puerta de la mampara

"Con puertas correderas para que sea más estanca", señala David Egido, de Cristalería Egido. “Como su apertura es en paralelo, el agua siempre cae hacia adentro”, matiza. Pero ojo: "Si la entrada a la ducha es inferior a un metro, aconsejo poner puertas batientes o plegables para no obstaculizar el paso".

También interesa que lleven cierres magnéticos: se trata de unas gomas con componentes magnéticos que van en el perfil de la pared y en el de la puerta, de forma que, cuando se juntan al cerrar la puerta, “impiden la salida del agua”, explica Teresa Muñoz.

Un consejo: por seguridad, “las mamparas no deben abrirse hacia adentro”, aconseja David Egido. De lo contrario, en caso de caída, accidente... no podrían socorrerte.

3. Perfilería y rodamientos de calidad

La perfilería no es solo una decisión estética, ya que su calidad determinará en gran medida la durabilidad de la mampara. Por su resistencia a la humedad, adaptabilidad y ligereza el aluminio ha desbancado al acero inoxidable –muy minoritario– y al PVC. Si buscas ganar sensación de espacio en la zona de ducha y en todo el baño, valora la opción de un diseño sin perfilería.

En el caso de las mamparas correderas, además, se deberá prestar especial atención a los rodamientos. Son las piezas que permiten abrir la puerta y, como con la perfilería, influyen y mucho en la vida de la mampara. Se recomienda que sean dobles para facilitar el deslizamiento de la mampara y garantizar una apertura suave y silenciosa. Además, los dobles reducen el desgaste frente a los rodamientos simples.

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Un consejo: elige una mampara “con hojas desmontables para limpiarla mejor”, explica Teresa Muñoz. “Algunos modelos llevan rodamientos que permiten extraer las puertas con más facilidad”. Gracias a esto se facilita el acceso a zonas difíciles, con lo que podrás limpiar mejor y en menos tiempo todo su contorno.

4. La importancia del material de la mampara

El cristal ha sustituido al acrílico, convirtiéndose en el material estrella de los paneles de la mampara. Se trata de un vidrio templado de seguridad resistente a los impactos y, en caso de rotura, lo hace en trozos muy pequeños y redondeados sin partes cortantes.

“Con vidrios templados de al menos 4 mm” para que sea segura y resistente, indica el dpto. de marketing de Roca. Y cuanto más grosor tengan (suelen tener entre 4 y 10 mm), “más resistentes”, dice Teresa Muñoz, jefe de producto de Leroy Merlin. Y es que tener en cuenta el grosor del cristal es muy importante, ya que es el que garantiza la estabilidad y seguridad de la mampara. Para puertas correderas lo ideal es de 6 mm y para paneles fijos, de 8 mm o más.

Otro elemento a tener en cuenta es el acabado del cristal. El más habitual es el transparente, ya que da sensación de mayor espacio. De hecho, si la ducha está junto a la ventana y no quieres restar ni un ápice de claridad, no lo dudes: apuesta por una mampara transparente, como aquí.

Si buscas preservar la intimidad sin renunciar a la luz, la mejor opción son los traslúcidos (suben el presupuesto unos 100 €). También los hay serigrafiados o incluso decorados.

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5. Con tratamiento antical, más fácil de mantener

No lo dudes. Merece la pena escoger el cristal con un tratamiento antical. “Con estos tratamientos evitarás que se fijen las gotas”, indica Teresa Muñoz. Como esta protección evita que las gotas, restos de cal... se adhieran, te ahorrará trabajo al limpiar. Ojo: para que el tratamiento tenga efecto y sea duradero, “no deben aplicarse productos abrasivos”, ya que eliminarán su efectividad.

Este tratamiento no dura eternamente. Como orientación, en una casa con una sola ducha compartida por dos personas y con un uso diario puede durar 5 o 6 años.

Si la mampara que te gusta no lo lleva, puedes encargarlo (hacérselo a una de Roca, desde 64 €) o bien dárselo tú: ya hay productos que crean esa película protectora (solo debes limpiar y pulverizarlo) ¡y el efecto dura diez años si es nueva! (si no, tres; el kit con limpiador, producto y paño, de Enduroshield, lo tienes desde 55,56 €).

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