¿Qué debe tener la habitación de un peque? Pues, depende. En función de que edad tenga será muy distinta. En el cuarto de un bebé no hacen falta muchos muebles: una cuna, un cambiador y un ambiente acogedor bastan para crear un refugio seguro.
A partir de los 3 años la cosa se complica. Su dormitorio es territorio de juegos, dibujos, mil y un cachivaches y el descanso del guerrero (o guerrera). ¿Y cuando la adolescencia llama a su puerta? Es hora de hincar los codos con una buena zona de estudio y de empezar a reflejar su personalidad y gustos en sus paredes. En las habitaciones de Arnaldo, Marcela y Marta verás clara la diferencia.
Su primera habitación...
La de Arnaldo, el peque de la modelo Noelia López, es luminosa, acogedora y un poco nórdica. "Quería una habitación actual, no muy de bebé. En blanco y verde es perfecta porque no es nada ñoña y funciona tanto para niña como para niño" nos explica.
Noelia confió en la estilista Carlota Peydro para decorarla. Ella supo aprovechar bien el espacio con las piezas justas, para que no se viera agobiante, y apostó por darle mucho protagonismo a las paredes.
"Carlota ha creado como rinconcitos: el de dormir, con la cuna y la pared con montañas; el del cambiador, con sus estanterías hexagonales (¡que es la favorita del peque!); y la zona de la butaca, la que más me gusta a mí, con su pared en verde. Y todo con un punto geométrico que queda genial".
Todas las claves
- En verde mint. El color de moda está repartido en detalles por toda la habitación. Está en la pared dibujando una casita, en la alfombra (de El Corte Inglés), el cambiador... Combinado con el blanco no puede quedar más luminoso y relajante.
- Solo las piezas básicas. Una minicuna segura, una cómoda que hace las veces de cambiador, una butaca para acunarlo y una mesa con sus sillas para dentro de unos meses. No necesita mucho más.
- Detalles que importan, como una alfombra mullida para cuando empiece a gatear, una luz tenue por si se despierta por la noche o unos estantes para tenerlo todo a mano cuando le cambias.
Con visión de futuro
El cuarto de Marcela tiene todo lo que una niña de 3 años (y hasta de 10) puede desear: una gran pared de pizarra, un armario a su medida y mucho sitio para jugar. Pero además está pensada para que crezca con ella sin tener que hacer muchos cambios. Tiene una cama de mayor, un armario abierto y una zona de altillo que ahora no usa pero que, en poco tiempo, se convertirá en zona de lectura, castillo o casa del árbol.
Con tantas cosas, el orden es muy importante en su pequeño reino. Según cuenta su padre, Lucas Gómez, que es arquitecto de la casa, todo tiene un sitio asignado y ordenar es un juego que se practica a diario (igual que pintar o jugar a muñecas).
El armario no tiene puertas y hay mucho espacio para guardar a su altura. "Tener sitios donde 'esconder' propicia el desorden", explica. ¡Así que, mejor que esté todo a la vista! Y al alcance de la mano de Marcela, como los huecos bajo la ventana, organizados con cajas y cestos para cada tipo de juguete.
Otro de los aciertos "duraderos" de la habitación de Marcela ha sido decorarla en tonos neutros. De este modo son los textiles y los complementos, así como los dibujos que cuelga por todas partes, los que ponen las notas de color.
Todas las claves
- Muebles que duran. Como la cama o el armario abierto, están pensados para que la peque los pueda usar hasta la adolescencia. Lo mismo que el altillo, un espacio genial para cuando crezca.
- Orden a la vista. En esta habitación las cosas no se esconden, se ordenan. Si planificas soluciones de almacenaje a su altura ellos mismos aprenderán que después de jugar siempre se recoge.
- Tonos neutros. Son siempre la base perfecta para que sean los textiles y los complementos los que se encarguen de poner la nota más colorista. Además, lo pequeño es mucho más fácil de renovar.
A las puertas de la adolescencia
En el dormitorio de Marta (de 10 años) la mesa de estudio es casi casi el espacio más importante. Es amplia, está en la zona más luminosa y tiene baldas y cajones para que el desorden no se adueñe de toda la habitación.
Su techo abuhardillado le da un aire de refugio y ha marcado su distribución: la cama está en la parte más baja y recogida. Rodeada de cosas que le gustan a Marta: una guirnalda, unas letras con su nombre... Y, además, tiene muchos cajones para tener a mano, pero no a la vista, desde juguetes a zapatos pasando por libros. ¡Aquí cabe todo!
¿Y los colores? Pues se impone el blanco en los muebles y son las telas y los complementos los que se encargan de "colorear". Todavía ganan rosas y malvas (los colores de las princesas), pero con una base neutra en adelante pueden quedar igual de bien verde, mostaza...
Las colchonetas junto a la cama son el rincón favorito de Marta, sobre todo cuando vienen sus amigas. Apiladas son una zona de lectura con aire de chill out, pero pueden convertirse en asientos o en cama de emergencia, según las necesidades.
Todas las claves
- Súbete a las paredes. Son casi un lienzo en blanco que permite reflejar la personalidad de Marta, con letras y guirnaldas; sumar almacenaje junto a la mesa y hasta dar cobijo a un moodboard para que la inspiración no se escape.
- El techo manda. Un dormitorio abuhardillado es muy acogedor pero plantea retos. Por eso, lo más lógico es ubicar la cama en la zona con el techo más bajo y la mesa de estudio donde hay más luz natural.
- Todo al blanco. O casi todo. Paredes y muebles principales en este color son la apuesta más luminosa y la base perfecta para los complementos se encarguen de darle vidilla a la habitación.
Si quieres ver al detalle todos los rincones de estos dormitorios, ¡no te pierdas nuestra galería!