10 ideas fáciles para renovar un baño pequeño sin reformarlo entero (confieso mis mejores trucos)

Cuando algo es pequeño, la regla de oro es recurrir al blanco. Así que, pinté las paredes y hasta el techo de este color. Al instante, el baño empezó a verse más grande, más aireado y, además, ¡muy elegante! 

Los azulejos antiguos y oscuros me daban un poco de claustrofobia. Pero, en lugar de hacer una reforma costosa, decidí pintarlos con pintura especial para cerámica. 

El mueble del lavabo que tenía era mini. Así que busque un modelo de líneas simples, con muchos cajones y de color blanco. Sí, ya sé que con todo tan blanquito se corre el riesgo de que la estancia quede algo fría. Lo solucioné con cestas de fibra, que además de poner el punto cálido, me vienen genial para organizar los productos de aseo.

Decidí reemplazar la cortina de ducha por una hoja fija de cristal sin perfilería. Este elemento permite que la luz fluya, hace que el baño se sintiera mucho más amplio y además, aporta un toque elegante y contemporáneo a la decoración. ¡Me encanta!

Si hay algo que me hace sentir que mi baño ha crecido de tamaño es un buen espejo. Bueno, en realidad dos, porque coloqué uno en el frente del lavabo y otro en la pared que queda en ángulo, de manera que los reflejos crean sensación de profundidad. ¡Y multiplican la luz!

Instalar estantes flotantes me permitió ganar mucho más espacio de almacenamiento sin ocupar espacio en el suelo. Con las toallas enrolladas y cestas de fibra en estas baldas, he conseguido que el baño esté siempre ordenado (¡o al menos eso intento!). 

Otra decisión acertada fue cambiar los muebles bajos por otros suspendidos, que permiten que el suelo quede libre y despejado. No solo he ganado amplitud, sino también un look mucho más moderno. 

Decidí comprar toallas nuevas, y quizás te estés preguntando qué tiene que ver esto con la amplitud del baño... ¡pues mucho! Ahora son todas del mismo color y es que la uniformidad aporta un sentido de orden que hace que el espacio se vea mucho más amplio y organizado.

Cuando se trata de iluminar un baño pequeño, descubrí que la clave está en jugar con la luz natural y artificial. Primero, aproveché al máximo cualquier rayo de sol que entrara por la ventana (si tienes una, ¡aprovéchala!). Luego, instalé luces LED cálidas en el techo, que dan una luz suave y envolvente.

Además, puse una luz adicional cerca del espejo para evitar sombras extrañas cuando me maquillo. El truco es que no sean luces demasiado duras, sino suaves y bien distribuidas, para que el baño se vea mucho más espacioso, además de acogedor.