Hay escenarios que, por sí solos, invitan al descanso. Y cuando se trata de dormitorios rústicos, todavía más. ¿Qué es eso que tienen que nos relajan nada más verlos? ¿Cómo consiguen hacernos bajar las revoluciones al instante? Es el poder tranquilizador (¡y magnético!) de su entorno natural, ya sea de campo o de montaña, que se cuela hacia dentro. Quizás por eso el estilo rústico está viviendo una segunda juventud. ¿O era tercera?

Olvídate de dormitorios lúgubres, con muebles oscuros y pesados y ventanas pequeñas por las que apenas entra la luz. Incluso al rústico más tradicional –con paredes de piedra sin tratar, suelos de barro y madera oscura– se le ha hecho un lavado de cara para adecuarlo a los nuevos estándares decorativos: más claridad, confort y ligereza.

Si quieres que tu dormitorio respire una atmósfera rústica, en primer lugar, no temas abusar de la madera: vigas, techo, suelo, mobiliario... Si disfrutas de abundante luz natural, puedes apostar por variedades de tonos intensos, pero procura compensar su peso visual con paredes o textiles en tonos claros. Y, si cuentas con vistas, ¡dales protagonismo! Elige unas cortinas livianas y vaporosas que dejen entrever el paisaje.

¿Paredes de piedra? Dan carácter y visten por sí solas el dormitorio. Pero deberás "abrigarla" con una decoración cálida, porque a diferencia de la madera, la piedra es "fría"

Al elegir el mobiliario, piensa qué estilo quieres que domine en el dormitorio. Si quieres que respire un aire rural, de casa de campo de antaño, las piezas recuperadas y algún mueble de oficio serán tu mejor opción. Pero ojo, suele ser un mobiliario pesado y voluminoso del que conviene no abusar.

Por contra, si prefieres un estilo rústico más provenzal, de inspiración romántica y con una pátina femenina, olvídate de las maderas oscuras y apuesta por las variedades más claras y los acabados decapados o blaqueados. En cuanto a los muebles, no temas incluir piezas de afrancesadas, como sillas con patas cabriolé, cómodas barrigudas o cabeceros sinuosos y tapizados.

Hablando de cabeceros... ¿Qué hay de la cama? Es la gran protagonista del dormitorio, así que su elección marcará y mucho la personalidad de esta estancia. No es lo mismo una pieza recuperada, con una estructura que incluya el cabecero y el piecero, que una cama con dosel y cortinas vaporosas o que un cabecero tapizado y de líneas afrancesadas. Valóralo de antemano.

Pero, como una imagen vale más que mil palabras, hemos reunido en esta galería 15 dormitorios rústicos muy diferentes entre sí para ayudarte a elegir el tuyo. ¿Te apuntas a este peculiar viaje?