Pocos colores le sientan tan bien al dormitorio como el blanco. Para empezar, porque es un color que transmite paz y relax, dos conceptos básicos para una estancia pensada para descansar. Además, el blanco es el lienzo perfecto para ceder el protagonismo al resto de elementos decorativos, ya sea el cabecero, alguna pieza especial, los complementos o la ropa de cama.
De hecho, si optas por un dormitorio en blanco podrás jugar mucho más con los textiles, convirtiéndoles en parte activa de la decoración, ya sea añadiendo color o tendencia.
Otra ventaja de un dormitorio de matrimonio en blanco es que, con texturas y ropa de cama abrigada, resultará acogedor y envolvente en invierno. Pero, a la vez, será fresquito en primavera o durante el verano con una ropa de cama más ligera.