Lo que no hay que olvidar es que los niños crecen muy rápido y donde hoy nos estamos gastando un dineral puede que, en unos meses, lo veamos poco práctico o fuera de lugar. De ahí que merezca la pena en invertir en piezas que puedan adaptarse al crecimiento del niño y hacer que en el estilismo haya el gran cambio. Es decir, en telas y complementos. También las paredes hay que pensarlas con recorrido si no queremos tener que repintar casi cada año, es decir, los colores o estampados, cuanto más neutros y "poco de bebé", más tiempo nos durarán. Nos cuenta todos los detalles la interiorista y decoradora Olga Gimeno, de Bona Nit.
A partir de los 4...
El bebé pasará a ser un niño y quizás tengas la necesidad de seguir haciendo cambios en su habitación. ¿Errores que no hay que cometer? Olga nos aconseja: "si es un niño de 4-6 años, es importante tener espacios para que los padres podamos almacenar y tenerlo todo ordenado, y detalles para que el niño encuentre su habitación divertida, por ejemplo, yo suelo planificar escaleritas que son cajones para subir a la cama porque a los niños les encantan. Una cama puede tener una altura de 50 cm, pero le pones dos escaleras a cada lado y les da la sensación de que están en su cabaña".
Y sin darte cuenta...
Llegará la hora de planificar su zona de estudio. "El error –explica Olga– es que sea una zona pequeña, porque se agobian. 1'10 m es un mínimo. Y lo ideal es no colocarla delante de la ventana porque se distraen. Si tienes varias opciones, lo mejor es hacerlo en un lateral de la ventana porque la luz le llega de forma más cómoda. Tener un escritorio bajo la ventana, donde quizás el sol entre directo, implica tener que bajar la persiana".
Y otro detalle a tener en cuenta: "Si podemos, en los laterales de la mesa hay que hacer estanterías para que la zona de trabajo quede libre. Tener un puente hace que el niño se imagine que es su oficina. Y tener estantes sobre la mesa no es práctico para coger las cosas". Además de que los estantes suelen ser tan largos como la mesa y si pones peso, acaban combándose.
No está nada mal tener previstos estos cambios que seguro llegarán. Puedes hacerlos desde el principio o bien esperar a que llegue el momento, pero tenerlos en mente te ayudará a aprovechar mejor tu primera habitación de bebé sin cometer errores garrafales.
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