La llegada del otoño, como la de la primavera, es el inicio de un nuevo ciclo, marcado claramente por los cambios que nos comunica la naturaleza. Su luz y sus colores serán la guía perfecta para nuestro dormitorio. Los contrastes propios del verano y los colores fríos dan paso a la armonía y a la calidez. Las texturas recuperan también su importancia, convirtiéndose en un potente argumento en nuestras combinaciones textiles. Más que nunca las telas y los tapizados deben arroparnos.
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