Tres plantas, dos patios, cocina abierta y una decoración boho encantadora: esta casa de pueblo lo tiene todo para enamorarte

La cocina es la estancia que nos da la bienvenida. Su estilo moderno y diáfano la convierte en un lugar ideal para comer en compañía, pero también en una práctica zona de trabajo, gracias a la gran península central. Las encimeras y los muebles blancos que la visten están dotados de una textura rústica que recuerda a la piedra natural, dándonos una pista sobre el estilo mediterráneo que nos encontraremos en el resto de la residencia. Además, las lámparas colgantes son artesanales, elaboradas en fibras naturales, ¡nos encantan!

Estas escaleras demuestran que funcionalidad y estilo van de la mano: un diseño exquisito y muy limpio que aporta un toque de sofisticación al espacio de transición a la planta alta.

Bajo la estructura de madera de la escalera, encontramos el aseo de cortesía, decorado en tonos azules claros, tanto en el lavamanos como en el papel pintado y los accesorios, evocando al mar cercano.

El diseño del salón está pensado para ser disfrutado: por eso, lo encabeza un enorme sofá en forma de L, tapizado en lino crudo, a tono con el ambiente rústico de la estancia. Lo visten cojines en tonos neutros que añaden un toque de estilo y confort, y algunos elementos decorativos muy sobrios que dirigen todas las miradas hacia el original techo.

El salón da acceso a un pequeño patio, destinado a ser el comedor exterior de la casa durante los meses de verano. Se trata de un espacio cómodo y práctico, pero que no descuida la estética: la pared de ladrillo y la puerta trasera, originales de la casa, potencian el carácter rústico pero moderno que reina en toda la vivienda.

El patio es el espacio de paso entre el taller del pintor, y el resto de la casa. Al igual que el resto de ambientes de la vivienda, está diseñado para reflejar serenidad, sofisticación y autenticidad. ¿Cómo lo han conseguido los interioristas? Mediante la elección de materiales nobles, piedras naturales y objetos orgánicos que no restan calidez al hogar.

La primera habitación de la planta alta es luminosa, moderna y acogedora, en sintonía con el resto de la casa. Nada más entrar, nuestra mirada se dirige al mueble diseñado a medida para el perímetro lateral: un banco con almacenamiento, que sirve para optimizar el espacio al máximo y actúa como elemento de transición hacia el balcón, minimalista, funcional, ¡e ideal!

A la segunda habitación la visten tonos blancos, negros y beige, elegidos para crear un espacio armónico y equilibrado. Las mesitas de noche, en fibras naturales y madera, contribuyen a que, junto al cabecero de lino, la estancia no pierda el toque rústico tan característico de la reforma.

El segundo baño en suite está concebido como un espacio semiabierto y se encuentra a la entrada de la habitación, para reservar toda la luz natural para la zona de la cama. El papel pintado de motivo floral con tonos cálidos aporta un toque romántico que complementa a la perfección a los lavamanos y la grifería lacada en blanco.