Las tendencias cambian a un ritmo vertiginoso y, lo que hoy está de boca de todos, dentro de unos meses nos puede parecer completamente desfasado. Al igual que las modas, nuestros gustos pueden cambiar conforme a nuestras necesidades vitales. Quizás hayas decorado el salón con un estilo más moderno y según los dictados de temporada pero, una vez que has vivido allí, lo has notado frío y poco acogedor. Es en este punto cuando buscamos el abrazo de unos buenos textiles, unos colores más cálidos, maderas, fibras y unas piezas que hagan de nuestro salón un espacio reconfortante.
Cuando hablamos en estos términos, el estilo rústico es el salvavidas al que agarrarse, porque siempre nos proporciona ese punto vivido que las casas necesitan. No hace falta meterse en grandes obras para conseguirlo: siguiendo una serie de claves y con pocas piezas, pero bien seleccionadas, tu salón moderno puede convertirse en el salón rústico que tanto añoras. ¿Lo vemos?