Soy interiorista y estas son las 6 cosas que TIRARÍA y las 6 que SÍ tendría en un salón

''Si no son recargadas, un salón siempre adquiere caché con molduras. A no ser que se trate de un proyecto muy moderno, aprovechar cualquier elemento que haya en los techos me encanta. Incluso con un look moderno, unas molduras originales pueden combinar bien y aportar categoría'', expone Natalia Zubizarreta.

''Se ha pagado mucho por alfombras con diseños muy complicados de encajar en el estilo que a mí me enamora: suavidad, armonía, calma, paz… Una alfombra de estilo persa, aunque costara un dineral en su día, posiblemente no tenga ningún valor especial de diseño o antigüedad y ahora solo va a hacerte una faena a la hora encajarla, te va a condicionar un montón'', afirma la interiorista. En su lugar, puedes apostar por alfombras de estilo shaggy o kilim, ¡siempre funcionan!

''Se pueden lacar, decapar, empapelar, aligerar, reformarlas sutilmente para adaptarlas a nuevos usos… Lo que está claro es que una librería a medida tiene un alto coste, y salvo que sea un diseño insalvable por dimensiones, porque altera mucho la distribución o por estilo (no es lo más habitual) soy muy partidaria de aprovecharlas, darles un nuevo aire y gastar el dinero que se ahorra en esa parte en algo que haga feliz al cliente'', dice Natalia. ¡No podríamos estar más de acuerdo con su opinión!

''Me desharía de cualquier tipo de planta o rama de flor artificial, porque es muy difícil que se mantengan bien con el paso de los años'', argumenta Natalia. Ciertamente, no hay nada más bonito que las plantas de interior naturales, o un ramo de flores frescas.

Los detalles decorativos son imprescindibles a la hora de dar estilo a cualquier salón, algo que Natalia Zubizarreta sabe de primera mano. ''No dudaría en guardar tibores, jarrones de diseño especial e incluso algún pie de lámpara de porcelana'', asegura.

Natalia Zubizarreta se refiere a ''la lámpara recargada, habitualmente de cristal, que ya estaba en la casa y que heredaste de tus padres… ¡OJO! No hablo de lámparas antiguas tipo araña o de diseño más vintage, hablo de tantas y tantas que hay en el mercado y que suelen dar una luz fría y nada acogedora''. 

La interiorista se refiere a esas lámparas de araña que solemos heredar de nuestras abuelas y que son auténticas joyas. ''Pueden quedar bien con decoraciones clásicas, pero también con estilos modernos para aportar contraste'', afirma. El mejor ejemplo es este salón de corte señorial donde la lámpara acapara la atención.

''Figuritas, souvenirs... Es mejor guardarlos en un sitio que no se vean'', expone Natalia. ¡Cuánta razón! Y es que al final, decorar con souvenirs, por muchos recuerdos que evoquen, puede arruinar el look de cualquier salón.

''Las chimeneas siempre se pueden personalizar y dan mucha categoría a un salón. Si no la usas, puedes meter un cajón de bioalcohol en su interior para disfrutar del efecto cálido de las llamas''. ¿Qué te parece la idea de Natalia?

Ya sabes, esos sillones que son comodísimos, pero que suponen una patada en toda regla al estilismo de cualquier salón. ''Hoy en día, hay soluciones mucho más bonitas para relajarse en el salón'', dice la interiorista. ¿Estás de acuerdo?

''Siempre recomiendo guardar cualquier mueble antiguo que se pueda decapar o lacar para darle un look nuevo'', comenta la interiorista. Como ves, un antiguo secreter puede transformarse en un coqueto y elegante escritorio para teletrabajar.

Siempre y cuando no sean sofás icónicos, como este sofá Chester tapizado en piel marrón. Natalia habla más bien de esos sofás de cuero o polipiel que abundan en un montón de salones, con los tapizados ajados por el uso y carentes de estilo. Normalmente, de color negro o blanquecino.