Desde la revista El Mueble no nos cansaremos de repetirlo: es hora de reivindicar la importancia que el recibidor merece. Es el primer contacto que tenemos al entrar y lo último que vemos antes de salir, pero, ¿cuántas veces lo dejamos como un espacio olvidado, sin dedicarle el cariño que merece? En lugar de ser práctico y bonito, termina siendo un cajón de sastre donde se acumulan las llaves, las cartas, el bolso... y si es pequeño, ¡ni hablamos! El caos visual puede multiplicarse.
Hoy nos centramos en uno de los errores más comunes y que, a menudo, pasa desapercibido: no incluir un espejo. Sí, ese gran aliado que no solo nos ayuda a comprobar que llevas bien el peinado antes de salir, sino que también hace que un recibidor mini parezca más amplio y luminoso. ¿El resultado de no tenerlo? Un espacio oscuro, cerrado y con poca personalidad. Pero no te preocupes, porque hay soluciones para que hasta el recibidor más pequeño gane metros (aunque sea a golpe de efecto óptico). No pierdas de vista las soluciones que te proponemos.