10 básicos para decorar una casa atemporal

Para conseguir un estilo atemporal en casa, empieza pensando en tus paredes. Lo mejor es que se conviertan en un lienzo en blanco –nunca mejor dicho–, para que no condicionen el resto de la decoración. Evita los colores raros, los demasiado chillones o intensos y decántate por algo más neutro. Cierto que hay neutros que pueden llegar a cansar o parecer sucios, pero con el blanco no te pasará. Las paredes blancas tienen muchas ventajas.  

Además de pensar en las paredes, para la tapicería es mejor que te decantes por un neutro. El sofá es una de las piezas del salón que más dura, por eso es aconsejable no dejarse llevar por las modas y elegirlo de un color muy muy combinable. Blanco si buscas la luminosidad, beige para subir un poco la temperatura, gris claro si quieres algo de modernidad en tu estilo atemporal y gris oscuro si pretendes un toque más moderno. Pero no te salgas de ahí. Así podrás añadir los complementos sin miedo. 

Hay materiales que van unidos a ese feeling atemporal. Y la madera en el suelo es clave. Ahora, evita elegir las típicas maderas nobles y oscuras de los ambientes más clásicos. Es preferible una en tonos mucho más claros, que potenciarán la luminosidad y no restarán calidez. Algunas son fresno, haya, roble claro o abeto. Y no es necesario que sea madera madera, hay muchos materiales que la imitan con un acabado superrealista (cerámicos o vinílicos son algunos).    

Hay más materiales que te ayudarán a conseguir un estilo atemporal en la decoración además de la madera. Los materiales también naturales como la fibra, la piedra o el mármol te ayudarán a conseguirlo y que tu casa se mantenga estilosa en el tiempo. Bien puede ser algún detalle arquitectónico en piedra, una alfombra de fibras o una mesa con el sobre de mármol –y un corte más moderno para compensar–. 

Un estilo atemporal no es sinónimo de aburrido o plano. Todo lo contrario. Miura cómo se ha hecho en este salón: las líneas superclásicas del chéster contrastan con el turquesa de la tapicería y la mesa cubo de líneas contemporáneas. Incluso la lámpara, con ciertos toques art decó y que recuerdan a los felices 20. Mezcla estilos y verás cómo tu salón pone un pie en el presente sin dejar de poner los ojos en el pasado.

Alíate con la estructura de tu casa. No la ocultes. Así, por muy moderna que sea la decoración se verá compensada con la continua visión de los orígenes de tu casa. Si el techo esconde un tesoro, como unas vigas de madera o unas bóvedas catalanas, como las de la imagen, lúcelas. Lo mismo si hay retranqueos en las paredes: pueden servir para colocar unas baldas o destacar algún espacio. 

Si quieres que tu salón permanezca inmutable, atractivo e inalterable en materia de estilo, elige los complementos en los colores que nos da la naturaleza en su aspecto más delicado. Piedras, blancos, arenas, tostados o incluso verdes y azules neutros son buenos aliados para unos complementos que durarán casi casi para siempre. 

Las molduras, una tapicería tipo capitoné, madera, mucha luz... Además de características del estilo clásico, también lo son del estilo atemporal. Lo vemos en este delicado y elegante dormitorio, en el que no se pierde el toque más actual y que hace que esta estancia presuma de estilo atemporal. Y es que los apliques, de estilo industrial, y el banco, propiamente rústico, son el contrapunto perfecto para perder un poco la seriedad y soltarse un poco el pelo sin perder elegancia. 

Una cocina en un prístino e inmaculado blanco se mantendrá atemporal con el paso de los años y no pasará de moda. Más aún si eliminas los tiradores y eliges un sistema de apertura tipo push o uñeros, que no se vean. Este tipo de elementos no solo tienen una vocación funcional, sino que también tienen muchísimos matices decorativos. Lo mismo con los frentes de cocina, mejor lisos.    

Lo moderno también puede ser atemporal, siempre que no se abuse demasiado de los tonos oscuros y la madera consiga algo de protagonismo. Mira este baño: el gris topo del mueble y los lavabos en vez de enfriar la estancia, la calientan –especialmente gracias a los matices amarronados de este tono–. Después hay que compensar esa modernidad con otros elementos, como el acabado amarmolado de la encimera o el papel pintado con una cálida textura. Los espejos redondos en oro envejecido también ayudan a conseguir ese equilibrio que no pasa de moda.