Antes y después: la transformación de un piso pequeño y estrecho ¡sin obras! Mide 68 m2 y parece otro (con plano y vídeo)

El salón era la estancia que más necesitaba un cambio urgente. Con salida al exterior tenía mucha luz natural, pero la zona de estar no era nada apetecible. Había un camastro temporal que servía a modo de sofá (sin respaldo ni apoyabrazos) y las mesitas de centro eran demasiado pequeñas. Tampoco tenía cortinas ni elementos decorativos que le diesen vida y calidez. ¡Daba la sensación de estar vacío!

Lo que sí tenía el salón era un completo mueble a medida blanco de punta a punta de la pared (la opuesta al sofá) con el espacio perfecto para colocar el televisor, y con una chimenea integrada. Aunque la falta de muebles y decoración general hacía que cada elemento 'fuese por su cuenta' y no se viera como un conjunto.

¡Ahora sí! El salón presume de una acogedora zona de estar con un cómodo sofá tapizado, una butaca, un par de pufs y una gran alfombra que enmarca el espacio frente a la chimenea. Sol Van Dorssen eligió las piezas más voluminosas en tonos claritos para no recargar el ambiente y apostó por los tonos mostaza en los textiles, que dan estilo y mucha calidez. 

La planta del salón es estrecha, y le hacía falta una buena distribución para no entorpecer el paso. De ahí la butaca pequeña y de líneas curvas ("que, además, cierra la zona del salón") y la mesa de centro de madera. Es redonda porque logra esa sensación de ligereza y permite una buena circulación. Como dice Sol: "En espacios pequeños hay que colocar pocas piezas, pero las correctas". ¡Por cierto! La pared de la chimenea luce ahora un cuadro con aplique. 

La combinación de estor y cortinas es otra clave importante del cambio: arropan el salón y tamizan la luz que entra por el gran ventanal. Sin olvidar el espejo sobre el sofá, "una trampa visual que siempre funciona bien en espacios pequeños", explica Sol. Con el marco de madera de efecto envejecido va a conjunto con la mesa de centro y decora con sutileza una pared que antes estaba completamente desnuda. ¡Estupendo!

Al otro lado del salón, la propietaria del piso tenía instalada una zona de estudio que resultaba incómoda con un taburete y una mesa estrecha con poco espacio para trabajar. Las dos piezas no iban a conjunto y había que cambiarlas para que se integrasen bien con la zona de estar. Fíjate en la pared: igual que la del sofá no tenía decoración alguna y la suma de todo hacía que se viese frío. ¿Cómo se solucionó?

Lo primero que hizo Sol fue cambiar el escritorio por uno de madera que sigue el nuevo estilo del salón. Es más profundo y con una silla con respaldo y ruedas se ha convertido en un segundo en una zona de estudio perfecta. El remate: una balda pequeña para cuadros, un cesto de fibras en el suelo, accesorios de escritorio y un flexo dirigible muy práctico para trabajar. ¡Así da gusto!

El piso partía de una base muy bonita, pintado de blanco y con suelo laminado. Y la cocina tenía un plus especial: una acristalada puerta corredera que juega al ver y no ver con el salón, que queda al fondo siguiendo esa planta alargada. Gracias a este cerramiento, igualmente blanco, la cocina tiene muchísima y luz y la propietaria pudo colocar en la esquina junto a la puerta un coqueto office con mesa. Pero se podía hacer algo más... ¡Mira!

Tan pronto como lo vio, Sol supo que se podía sacar mejor partido al office. Conservó la mesa blanca y redonda de la propietaria, que al tener un pie central deja más margen para sentarse, e instaló a su alrededor un banco a medida que salva la esquina. "Es hueco por debajo y deja espacio para almacenar con cestas", explica Sol. También sustituyó las sillas y la lámpara por piezas de fibras, que se ven más ligeras y son un gran aliado en espacios pequeños. 

Con una pared de 3 metros y un hueco que dejaba la cama encajada, el dormitorio principal no ofrecía a priori mucho margen de cambio. Además, esa misma pared a modo de cabecero estaba empapelada en un tono grisáceo que marcaba mucho la decoración, igual que la gran alfombra geométrica. ¡Lo has acertado! De nuevo, faltaban cortinas y ropa de cama que invitasen a descansar.

"Nos venía muy bien tener esa zona con papel pintado porque da sensación de altura a la cama", explica Sol. Así que lo mantuvo y eligió el resto de la decoración acorde a ese color. De ahí el cabecero de lino neutro, hecho a medida, los cuadros con fotos en blanco y negro, a juego con los apliques, y una ropa de cama en suaves tonos verdes y azules. 

Siguiendo este estilo relajado, Sol cambió la alfombra geométrica por otra 100% lana que combina con el cabecero y las cortinas beige, y aunque grande, pasa casi inadvertida sobre el suelo laminado. Algo importante en un dormitorio pequeño como este. El banco con asiento de rejilla a pie de cama es estrechito y de patas finas, lo que da un plus de comodidad, pero sin entorpecer el paso. Igual que la lámpara de pie. En pisos pequeños, ¡menos es más!

En el proyecto de este piso de 68 m2 el salón tenía especial importancia: es un espacio abierto que se ve a través de la cocina, nada más entrar por el recibidor. Debía ser acogedor, ¡y Sol lo ha conseguido!

Sol Van Dorssen es estilista de El Mueble y a través de su proyecto Vestir tu Casa también ofrece servicios de estilismo a particulares. Como en este piso en Oviedo. La elección de las piezas justas, pero necesarias, para esta vivienda fue clave para darle la calidez y comodidad que necesitaba.