Antes y después: de palacete anticuado en París a casa WOW moderna, elegante y "muy El Mueble"

"Los espacios eran maravillosos, con una base señorial muy buena. Pero la decoración era muy barroca y con mucho mármol", empieza Pia. ¿Primer objetivo? Conseguir una casa más cómoda y acogedora. 

Para el salón, se decantó por un estilo más actual de líneas rectas que contrastara con su arquitectura: cornisas, columnas y unos grandes ventanales con cuarterones que "nos hemos dado el capricho de vestir con unas elegantes cortinas de terciopelo", indica. 

El juego de claros y oscuros es otro punto de contrastes. Según la interiorista, un espacio con alturas de más de 4 metros y esta luz, ¡se lo puede permitir todo! "De hecho, la paleta cromática parte del blanco, con toda una serie de gamas de tonos piedra, y muere en el negro. Pero siempre trabajando con una base muy cálida para lograr este ambiente acogedor".

El comedor se encuentra al otro lado del salón. Aquí, lo más importante fue la iluminación. La casa cuenta con mucha luz natural, pero la verdad es que en París el ambiente suele ser muy frío. ¿La idea? Añadir "cornisas con leds ocultos, focos empotrados y muchas lámparas, una preferencia que comparto con la propietaria", recuerda Pia.

Al ser un solo espacio diáfano, apostó por unificar la línea estética del salón con la ayuda de un arrimadero de madera y la paleta cromática con base piedra y toques grises y negros. También colocó una mesa de comedor de más de cuatro metros, unas sillas isabelinas y unas lámparas gigantes que atraen toda la atención.

Entre ambas zonas, se encuentra una de las piezas clave que se restauró con la reforma: "un cubo acristalado que hace de prerecibidor, creando una sensación de recogimiento muy agradable cuando llegas a casa", señala Pia. 

Pero si faltaba luz en algún rincón de la casa, sin duda, era en la cocina. Tenía unos bonitos techos abovedados, así que buscaron crear contraste con un punto clásico. ¿El resultado?

Antes de subir hacia las habitaciones, nos detenemos ante la escalera. Se encuentra frente al cubo del recibidor y es otra pieza que se restauró por completo durante la reforma. Conserva los detalles dorados y de forja originales y sus escalones están cubiertos por una elegante moqueta de rayas bicolor -a juego con la decoración de la casa- que nace en la entrada.

El dormitorio principal era un solo espacio larguísimo con un montón de posibilidades decorativas. ¿Por donde empezó el cambio? 

Una mano de pintura por aquí, un nuevo suelo más luminoso, unos toquecitos de verde en cada esquina y... ¡voilà! El buen tiempo volvió a amar esta terraza.