Antes y después: de bajo oscuro y sin personalidad al piso moderno con cocina abierta que vas a envidiar

La interiorista Mireia Masdeu recibió el encargo de transformar la vivienda de Beatriz Escudero -una de las ganadoras del concurso 'Las mejores casas de las lectoras'- con un objetivo muy claro: adaptarla a las nuevas necesidades de la familia. El piso tenía más de 20 años y la reforma era un regalo muy especial de su marido. 

Empezó por tumbar la pared que separaba el recibidor de la cocina y unificarlo todo en un mismo espacio. Como separador, creó una pared de cristal transparente que permitiera el paso de la luz y sumara amplitud. ¡Buena idea! ¿Y qué nos dices del banco de madera?

Ahora, el recibidor puede verse desde el mismo salón, gracias a que se eliminaron los tabiques. El resultado es un espacio mucho más amplio y con muchísima más luz. Para sacarle todo el partido, detrás de la mesa ubicada en la trasera del sofá, se creó un armario a medida en lo que antes era el pasillo. Ahí guardan abrigos, ropa, sábanas, manteles... ¡Qué versátil! 

La abrió al salón con un murete a media altura. "Ante las dudas de Bea, me guardé la posibilidad de, en un futuro, poder cerrarla parcialmente con un cristal transparente, sin así perder visibilidad ni amplitud", admite. "Por un lado, permite apoyar los muebles bajos de la cocina y sirve de superficie de trabajo. Y, por el otro, cuenta con un mueble bajito hecho a medida para la TV, con cajones de almacenaje en la parte inferior", cuenta.

Al unificar los espacios, Miria Masdeu necesitó hacerle un lavado de cara total a la cocina. ¿El problema? Los muebles estaban anticuados,  no combinaban entre ellos y la encimera era demasiado oscura.

Otro detalle a tener en cuenta es que la cocina se abría al salón por la parte del office. Por lo que se sumó un nuevo requisito: unificar los suelos para crear continuidad. 

Diseñó los nuevos muebles a medida y los pintó del mismo color que las paredes, "para no cargar el espacio y que quedaran totalmente integrados, aportando mayor amplitud", explica. ¿Otro detalle? Adaptó un conjunto de armarios con un "sistema toca, toca", para que pasaran desapercibidos y colocó la vajilla, a media altura y de pared en pared. 

Ahora, la cocina se ha convertido, casi, casi, en una zona de paso. Desde ella se puede ver el recibidor, gracias a la pared de cristal y, por ese lado se accede cómodamente al salón. Por el otro, está conectada con el comedor. 

En la nueva distribución, el salón y la cocina quedaban unidos con un eje vertebrador que, a su vez, servía de office. De modo que reservar esta parte del el salón al uso exclusivo de comedor ya no era necesario. 

Para empezar, eliminaron la típica mesa de comedor que solo utilizaban en días señalados y optaron por diseñar una gran mesa cuadrada que conecta la cocina y el salón y que, a su vez, forma parte del mueble TV y la librería (que esconde un pilar existente).

El comedor actúa como nexo de conexión entre el salón, la cocina y el jardín, pero con una presencia muy discreta que deja el protagonismo al resto de la estancia. 

Como ella dice, "le hizo un traje a medida a la casa". En el dormitorio, también diseñó los muebles a medida, con lo que dejó de ser recargado y ganó más capacidad de almacenaje. ¿Qué más hizo? Reaprovechó algunos muebles de la propietaria y los pintó con los nuevos tonos de la casa. 

El baño era oscuro y estrecho. Las medidas de los muebles no respondían al espacio y la bañera ya no era necesaria. 

Para solucionar el tema del espacio, Mireia Masdeu colocó un mueble volado a juego con las nuevas baldosas blancas. Aunque no lo parezca, ¡es mucho más amplio! En esta reforma, todo son buenas ideas. 

Beatriz, la propietaria, posó así de contenta junto a la interiorista Mireia Masdeu para el reportaje que le realizamos en el número especial de la casa de las lectoras. Y es que quien les iba a decir que, gracias a esta reforma, ¡sería una de las casas ganadoras!