Un buen espejo puede cambiarlo todo en el baño: da luz, amplía el espacio (al menos a la vista) y, por supuesto, nos acompaña cada mañana mientras intentamos parecer personas. Pero entre tantas opciones –redondos, cuadrados, con marco, sin marco, con luz, sin luz– no siempre es fácil acertar.
Algunas pistas para no perderse: si tu baño es pequeño, apuesta por un espejo grande, sin miedo, que refleje bien la luz y aligere el ambiente. Los marcos finos o directamente sin marco van genial en espacios minimalistas, mientras que los marcos de madera o de color pueden darle un toque más cálido o divertido. ¿Formas? Los redondos están en auge y suavizan mucho el conjunto, pero los rectangulares siguen siendo los más versátiles. Y ojo con los materiales: no todos soportan bien la humedad, así que mejor elegir espejos pensados para zonas húmedas si no quieres sorpresas.
El espejo perfecto para tu baño existe. Solo hay que saber mirar (y no solo el reflejo). A ver qué te parecen estos.