Los mejores consejos que te has llevado en la vida, seguro que son de tu madre. Las madres lo saben todo. Aunque también es cierto que no nacen siendo una enciclopedia. La experiencia hace que las madres se vuelvan las mejores consejeras. Saben cómo debes cuidar las plantas, te dan consejos de decoración, de limpieza y, por supuesto, conocen a la perfección muchos trucos de cocina.
Sus pequeños hábitos, aunque no sean grandes cocinitas, convierten a las madres en auténticas expertas en este espacio. Ya sabes, me refiero a hacer la tortilla extra jugosa, evitar que se te quedan las manos oliendo a ajo, entre otras muchas recomendaciones que debes aprender sí o sí.
Estos son algunos de los trucos que he ido aprendiendo de mi madre y que son esenciales para sobrevivir en el universo de la cocina.
1. Decir adiós al olor de ajos en las manos
Este es un clásico. A nadie le gusta pelar los ajos y luego estar todo el día teniendo las manos con un aroma tan fuerte y desagradable. Para evitar este olor, el truco es muy sencillo y desde que se lo vi a mi madre lo hago siempre.
Para que no te huelan las manos a ajo, simplemente mételo en el microondas unos segundos. Con dos o tres segundos es más que suficiente. Si te pasas, el ajo perderá algunas de sus propiedades. Espera que se enfríe y cuando esté templado, sácalo del microondas. Verás que la piel del ajo cede rápidamente y casi no tendrás que tocarlo.
Si no tienes microondas y quieres eliminar olores fuertes como el ajo, o incluso el pescado, mi madre recurre siempre al limón. Utiliza limón natural en las manos, frota y luego lávatelas con normalidad con agua y jabón.
2. Hay que darle tiempo a las verduras
Es algo en lo que insiste siempre, siempre mi madre. Somos tan fanáticas de las verduras y hortalizas que ya tenemos cogido el punto de cocción. Sin embargo, como dice mi madre, para que queden en su punto y sobre todo, "muy sabrosas", hay que esperar. Cuando hagas verduras, al estar crudas, necesita un tiempo de cocción mayor.
Es cierto que también depende del tipo de verdura u hortaliza. No es lo mismo cocinar zanahorias que calabacines. Sin embargo, si bajas el fuego, las vas removiendo y les das su tiempo, verás qué rico te quedan. Puedes usarlas para todo: pastas, carnes, pescados… ¡y son muy saludables!
3. Separa las claras de las yemas para una tortilla esponjosa
Uno de los trucos que he aprendido de mi madre para hacer una tortilla rica y sabrosa es separar las yemas de las claras. Bate estas últimas a punto de nieve. Cuando pruebes esta técnica verás que el huevo queda muy esponjoso. Añade sal y pimienta, vuelve a batir e incorpora las yemas y las patatas. Cuando termines de hacer la tortilla verás lo esponjosa que queda.
4. No desaproveches ningún alimento
Si hay algo que me ha enseñado mi madre, es que en la cocina no se desaprovecha nada de nada. Si haces muchas verduras y te sobran, se guardan y al día siguiente se pueden usar para hacer una pasta, o acompañar otro plato. Lo mismo ocurre con la ensalada. Se puede comer por la noche con unos picatostes, o hacer unos tacos saludables rellenando endivias. También puedes usarla para el día siguiente si lo prefieres.
5. No llores más cuando peles las cebollas
Las cebollas son una fuente de fibra y están llenas de beneficios para la salud. Para que puedas añadirlas en las recetas sin que te lloren los ojos, mi madre siempre apuesta por un truco: cortarla en dos en agua fría y listo. Luego, saca la cebolla, sécala y córtala. Con este truco verás que no te llorarán tanto los ojos. Así ya podrás crear tus recetas favoritas con cebolla sin necesidad de llorar.
6. Quita la acidez al tomate
¡Qué ricas son las salsas de tomate caseras! Sirven para prácticamente de todo. Eso sí, para que no resulten tan ácidas hay truco. Una vez guises todos los tomates y tengas la salsa casi lista, incorpora una cucharadita de azúcar. Es un pequeño consejo que aprendió mi madre de mi abuela y que sigue hoy en día aplicando a sus recetas. Queda una salsa de tomate exquisita y perfecta para añadir a cualquier plato.
7. Reduce el olor a coliflor de la cocina
La coliflor tiene un aroma bastante desagradable. Aunque ya hay campanas extractoras bastante potentes para absorber este y otros olores, también puedes optar por un truco casero. Mi madre siempre que hace coliflor pone encima de la tapa de la olla una rodaja de limón. Según ella, esto también lo aprendió de mi abuela.
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