Es una casa realmente especial, de esas que no se ven dos iguales, hecha exactamente a medida de los gustos y las aficiones de los dueños, quienes se hicieron con un terreno también muy excepcional, en una finca que fue coto de caza de Felipe II, y encargaron la construcción acompañada de una larga lista de indicaciones. Que si un garaje para varios coches (el propietario es coleccionista de coches antiguos), que si ambientes comunicados entre sí, que si falsos techos para algún que otro centenar de lámparas halógenas empotradas, que si comunicación visual entre la entrada y el porche que en la fachada posterior da al jardín...

Bueno, la casa la tenéis aquí a la vista, en estas fotos la mar de explicativas. Y estaréis conmigo (y con los dueños) en que todo ha salido a la perfección y que las peticiones se han seguido minuciosamente. El garaje no lo vemos, pero nos creemos que es amplísimo y más que suficiente. En cuanto a lo demás os diré una cosa: por muy especiales que sean las necesidades de los dueños, las soluciones que saltan a la vista son muchas y buenas, y nos pueden venir divinamente a todas, tengamos la casa y las necesidades que tengamos. Os lo cuento, os fijáis y me daréis la razón.

Los suelos son todos de mármol pulido, un material que muchos creen delicado, pero que es resistente y hermoso como pocos (se puede volver a pulir cada cierto tiempo y queda mejor que nuevo). La pintura de las paredes (siempre varios tonos más intensos que el techo para aumentar visualmente la altura) va cambiando con los ambientes (vainilla en la biblioteca y el salón, más oscura y combinada con un zócalo, en el comedor). La carpintería de madera maciza, lo sabemos pero aquí lo comprobamos, es un elemento de solidez y confort. Y las luces halógenas cenitales son un estupendo recurso siempre que se combinen, como se ha hecho, con lámparas de mesa y de pie, fuentes de iluminación indirecta. Todo esto en cuanto a las bases decorativas que nos condicionan para bien el resto de la decoración.