Una casa antigua que ahora es moderna y ha ganado estilazo: llena de ideas para aprovechar el espacio, tiene puertas acristaladas y toques de color

En el recibidor, Gabriela paneló las paredes en un precioso y profundo tono azul. “En la casa de unos familiares de los propietarios había diseñado una entrada así, con un banco y armarios integrados en una pared forrada de madera. Les gustó y me pidieron replicarlo. Es un mueble que sirve para guardar abrigos y zapatos y con ese azul queda muy especial”.

Gabriela, junto con la arquitecta Marina Victoria, con la que trabajó en este proyecto, decidió abrir dos enormes ventanas para que se viera el jardín desde el salón. “Ganar luz era una de las obsesiones de la propietaria”, añade Gabriela, que sacó provecho al salón rectangular con dos sofás hechos a medida –“de lino y muy anchos, son comodísimos”–, y un mueble bajo con estantes de madera. “También se aprovechó la reforma para integrar una librería de obra blanca. Allí creé un rincón de lectura con una butaca tapizada y una alfombra y un puf de fibras”.

“Marta y su familia vivían de alquiler justo al lado y cuando vieron que la casa estaba en venta se lanzaron a comprarla. Al hacer esquina, tenía más jardín y más posibilidades, aunque estaba muy estropeada”, recuerda Gabriela. En la imagen, el salón que une salón y cocina.

Gracias al nuevo cerramiento de cristal y hierro blanco, de perfilería mínima, el comedor se integra en la cocina.

“La cocina era uno de los espacios más importantes para Marta. La mayor parte de la vida familiar la hacen aquí y le hacía ilusión que fuese grande y luminosa. Para conseguirlo abrimos una claraboya en el techo y combinamos el mobiliario blanco con armarios altos con puertas de cristal. Dan mayor profundidad y ligereza”, nos cuenta la interiorista.

Tuvo otra buena idea: que la isla y la mesa del office fueran independientes, así el espacio es flexible y queda en armonía con el comedor, donde también encontramos una mesa de madera, con sillas tapizadas y de fibras, una mezcla genial.

“Con la misma madera que vimos en el recibidor y la cocina, decoramos varios elementos del dormitorio principal, como las puertas de los armarios del vestidor a través del cual se accede a la zona de la cama", explica la interiorista.

En el dormitorio principal, se instaló toda una pared forrada en madera tableada pintada en color verde, donde descansa el cabecero de lino. “Hicimos dos repisas junto a la cama que sirven para apoyar detalles decorativos, como cuadros o flores. Pusimos estos apliques de fábrica en el mismo tono, que son comodísimos para leer por la noche. Las persianas venecianas blancas y el ventilador de madera en el techo dan un toque moderno a todo el conjunto”, observa la interiorista.

El baño es un compendio del resto de elementos de la casa: soluciones a media (en este caso, lavabo, paredes y hornacinas  en microcemento) con una estética limpia, minimalista  y mediterránea.