Viajamos hasta el Ampurdán para descubrir una de esas masías con tanto encanto. Es el refugio de una familia con dos niños, el lugar que han elegido para relajarse y desconectar del ajetreo de la ciudad. "Cuando la familia compró la casa, estaba en muy buen estado, así que apenas la reformamos. Conservamos los muros de piedra típicos de la zona, los suelos y arcadas de rasilla cerámica y las vigas y puertas de madera", nos explica la interiorista Marta Castellano, a quien confiaron un cambio de look.

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