Los años no solo dejan huella en nuestra piel, también lo hacen en nuestros hogares. Y eso es exactamente lo que les ocurrió a Ashley y Red, un matrimonio con 3 niños, cuya casa familiar precisaba una puesta a punto. Construida en 1960 y decorada con un sinfín de antigüedades (fruto de la colección de Ashley), la vivienda se había quedado anclada en el pasado, y además, la distribución no se adaptaba en absoluto a las necesidades de una familia moderna. Los hermanos Scott se encargaron de reformar y abrir las zonas comunes, dándole un cambio radical a la decoración, que ahora luce acogedora y actual, pero manteniendo ese estilo vintage y algo rústico que tanto gusta a los propietarios.

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