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1.

Bienvenidos a una casa indiana del siglo XIX

“Es una gran casa de indianos asturianos, construida hace más de 150 años. Tuvo varias décadas de esplendor, hasta que fue abandonada, y así permaneció por un largo periodo de tiempo. Cayó en el olvido y en la ruina. Hace unos años, mi esposo y yo buscábamos una casa grande para reunir a nuestra familia, con cuatro hijos mayores, durante el verano. Queríamos además que fuese una construcción antigua, con solera, con historia. Cuando visitamos esta, quedamos prendados inmediatamente. Está en la cima de un pequeño montículo, rodeado de preciosas montañas y prados de verde intenso. La vivienda estaba en un estado lamentable, es cierto, pero enseguida vimos que, si podíamos restaurarla, este era exactamente el sitio soñado”, nos cuenta su propietaria. La casa data del siglo XIX. Arquitectura y decoración de Marta Marín e Isabel López-Quesada.

2.

¡Que pasen la luz y las vistas al jardín!

“El edificio forma parte del patrimonio histórico, así que mantuvimos al máximo su aspecto exterior –explica la arquitecta Marta Marín–. Sin embargo, el interior se tuvo que hacer todo prácticamente nuevo. Eso sí, con materiales recuperados o reproducciones que respetaran el espíritu de la época. Abrimos huecos, ventanas y puertas, de forma que la luz y las vistas entraran en el salón, en el comedor, en la cocina... en la zona de día, que es donde la familia pasa más horas”. 

Con vistas al valle y muebles de hierro pintados de blanco, del Anticuario Cotanda. Vajilla y bandeja de Côté Table.

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¿Entramos?

Entramos en un vestíbulo, dividido en dos por un tabique acristalado, un cortavientos. “La zona exterior es el primer recibidor, el zaguán, donde nos cambiamos el calzado los días de lluvia, que aquí son frecuentes", explica la propietaria. 

Farol antiguo del estudio de Isabel López-Quesada, similar en Becara.

4.

Un banco de madera en la entrada da la bienvenida

"Tras los paneles de cristal ubicamos una zona de bienvenida, el hall, con un sofá y una chimenea”, explica la propietaria. 

El banco procede de Azul-Tierra. Los cojines fueron confeccionados con telas en crudo y con rayas de Coté Table.

5.

Chimenea clásica, pared moderna

El hall de acceso cuenta con una chimenea de piedra francesa, del siglo XVIII. La pared gris da personalidad a esta estancia rústica y clásica. 

Aplique con espejo de Anmoder. Cesto para leña de un artesano de la zona.

6.

Un salón en tonos beige

“El salón da a tres fachadas –dice la propietaria–. La secuencia de ventanas es como una pequeña colección de postales”. 

Sofás con fundas de lino y mesas de centro del estudio de Isabel López-Quesada. Taburetes adquiridos en Francia y, al fondo de la estancia, escalera antigua.

7.

El salón es grande y tiene varias zonas

El salón está dividido en dos ambientes. Uno, indicado para los meses fríos, ante la chimenea francesa de piedra pintada, del siglo XVIII. El otro, presidido por una preciosa alacena de madera blanca, procedente de una antigua botica.  

En el estar de verano, estantería recuperada, pintada de blanco. Cortinas de lino de Dominique Kieffer y flexos de Becara.

 

8.

Una preciosa y colorida galería

Esta galería acristalada hace las funciones de “estar de tarde”, en la que destaca el pavimento de piedra gris con tacos de mármol blanco y el papel pintado pintado a mano, con imágenes de árboles y pájaros que traen el jardín al interior. 

Sofá, taburetes y chaise longue del estudio de Isabel López-Quesada. Mesa y silla de La Europea.

 

9.

De la entrada a la cocina

 Escalera de roble diseñada por el estudio de Isabel López-Quesada. Mesa circular de Becara.

10.

La cocina rústica más bonita del mundo

La cocina recrea el ambiente de las antiguas cocinas campestres, pero con la tecnología y las comodidades actuales. Los adoquines de piedra del suelo, los muebles de madera lacada con molduras, la pila de mármol negro y los utensilios colgados conviven con los electrodomésticos más modernos y una práctica isla de trabajo con una potente campana con visera de cristal. “La diseñamos así para hacerla más ligera y que dejara pasar la luz”, comenta la arquitecta. 

En la pared del fondo, perchero con sombreros antiguo y tablas de cortar, también antiguas, de Chehoma.

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Una cocina tradicional

 El fregadero es de piedra negra de una cantera valenciana. Mesa y bancos de El Chinero. Lámpara de techo de Chehoma, vajilla de Côté Table. Suelo de adoquines de piedra francesa del estudio de Isabel López-Quesada.

12.

La cocina tiene una gran isla de madera

Proyectada por Isabel López-Quesada y María Marín, con muebles lacados e isla de roble. Hornos de Bosch y vitrocerámica de Electrolux, en El Corte Inglés.

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Un dormitorio muy romántico

“Es como un pequeño apartamento”, dice la propietaria, orgullosa de su romántica cama con dosel de roble. Así da gusto rehabilitar una casa, ¡qué maravilla!

Cama con dosel de roble talqueado, diseño de Isabel López-Quesada. Ropa de cama de Zara Home, colcha de Becara y taburetes de La Europea.