“Es una gran casa de indianos asturianos, construida hace más de 150 años. Tuvo varias décadas de esplendor, hasta que fue abandonada, y así permaneció por un largo periodo de tiempo. Cayó en el olvido y en la ruina. Hace unos años, mi esposo y yo buscábamos una casa grande para reunir a nuestra familia, con cuatro hijos mayores, durante el verano. Queríamos además que fuese una construcción antigua, con solera, con historia. Cuando visitamos esta, quedamos prendados inmediatamente. Está en la cima de un pequeño montículo, rodeado de preciosas montañas y prados de verde intenso. La vivienda estaba en un estado lamentable, es cierto, pero enseguida vimos que, si podíamos restaurarla, este era exactamente el sitio soñado”, nos cuenta su propietaria. La casa data del siglo XIX. Arquitectura y decoración de Marta Marín e Isabel López-Quesada.