Muchos son los conventos en España en los que todavía sus monjas meten las manos en la masa y preparan dulces tradicionales del recetario español. Incluso, cada congregación tiene su propio librillo de recetas, como es el caso de las yemas glaseadas de Santa Teresa o los cagajones de las monjas jerónimas.

Pues bien, hoy añadimos un nuevo dulce de convento a nuestro listado particular: las rosquillas de anís de las monjas clarisas. Son unas rosquillas muy fáciles de hacer, esponjosas y con un delicado sabor a anís que, en cuanto pruebas una, difícil es dejar de comerlas. A continuación, te dejamos su receta.

Dulce de convento: Rosquillas de anís

Las rosquillas de anís son un dulce de convento muy fácil de hacer y sabroso para cuya preparación no se necesitan muchos ingredientes y los necesarios son muy básicos y están en todas las casas, como la harina, los huevos o la leche. Otro punto muy positivo es que estas rosquillas de anís se preparan sin horno ya que van fritas en abundante aceite caliente.

Formando rosquillas de anís con las manos

Formando rosquillas de anís con las manos

 

Tiempo: 40 minutos

Ingredientes (para 8 personas)

 

  • 250 g de harina
  • 100 g de azúcar
  • 1/2 sobre de levadura de panadero deshidratada
  • 1 cucharadita de semillas de anís
  • 1 huevo pequeño
  • 30 g de mantequilla
  • 90 ml de leche
  • 200 ml de AOVE suave
  • Una pizca de sal

Modo de elaboración

 

  • Paso 1. Para empezar, pon la harina y la levadura de panadero deshidratada sobre la superficie de trabajo que vas a usar y que, previamente, has enharinado.
  • Paso 2. A continuación, echa sobre estos ingredientes el azúcar, la sal y las semillas de anís. Haz un hueco con el dedo en el centro e incorpora el huevo en él junto a la mantequilla derretida y la leche.
  • Paso 3. Amasa con las manos todos los ingredientes durante 5 - 6 minutos y, cuando tengas lista la masa, colócala en un lugar tibio, tápala con un paño y déjala reposar durante dos horas.
  • Paso 4. Pasadas estas dos horas, vuelve a llevar la masa a la superficie de trabajo, úntate las manos de aceite y ve cogiendo porciones pequeñas de masa.
  • Paso 5. Ahora, ve formando bolitas de un tamaño similar con la masa, aplástalas un poco y hazles un agujero en su centro.
  • Paso 6. A continuación, echa abundante aceite en una sartén y, cuando esté bien caliente, agrega las rosquillas y fríelas por ambos lados dándoles la vuelta con una espumadera.
  • Paso 7. Ve sacando las rosquillas del aceite cuando veas que están doradas y déjalas escurrir unos minutos sobre papel absorbente de cocina para que suelten la grasa sobrante.
  • Paso 8. Vierte el azúcar que te ha sobrado en un plato y, antes de que las rosquillas se enfríen, rebózalas bien en el azúcar. Recuerda que tienen que estar aún calientes para que el azúcar se quede pegado a la masa frita.

El truco: También puedes darles un toque cítrico añadiendo la ralladura de la piel de una naranja a la masa.

Schema: Receta