Apostar por el pescado en tus menús semanales o cuando no sabes qué hacer de comer, es una de las maneras más saludables de proporcionar proteínas a tu organismo a la par que contribuyes a facilitar la digestión. Son muchas las opciones a tu alcance que te permiten preparar recetas fáciles y rápidas. Por ejemplo, las recetas con merluza, que de hecho es el pescado más consumido en España, las recetas con salmón, las recetas con bacalao o las recetas con rodaballo, un pescado muy apreciado en gastronomía del que hablaremos a continuación.

Propiedades del rodaballo: sabor suave y delicioso

El rodaballo (Scophtalmus maximus), de la familia de los escoftálmidos, es un pescado blanco muy apreciado en gastronomía. Se trata de un pez plano de forma casi circular, pero más grueso que el lenguado. Su sabor suave, su carne de textura gelatinosa y su versatilidad a la hora de prepararlo, hacen que esté presente tanto en nuestros hogares como en la carta de muchos restaurantes. 

  • Proteínas. El rodaballo es un pescado semigraso, fuente de proteínas de alto valor biológico, muy recomendado para las personas con estómago delicado.
  • Vitaminas. Su contenido en vitamina B9 es mayor que en la mayoría de otros pescados, mientras que en B12 y B3 es algo menos relevante. Aun así, las ingestas recomendadas al día para la vitamina B12 quedan cubiertas con una ración y el 40% de las fijadas para la vitamina B3.
  • Minerales. Es fuente de selenio, fósforo y potasio. Mientras que el primero contribuye al mantenimiento del cabello y uñas en condiciones normales, el segundo ayuda al mantenimiento de los huesos, y el tercero es necesario para el sistema nervioso y la actividad muscular.

Cómo cocinar el rodaballo: un pescado muy versátil

El rodaballo pertenece al grupo de los pescados “de lujo”. Las características de firmeza y finura de su carne permiten todo tipo de elaboraciones, y la práctica inexistencia de espinas lo hace aún más atractivo para niños y personas mayores.

A la hora de cocinar el rodaballo, la clave del éxito radica en la calidad de la materia prima. Sea de criadero o salvaje, asegúrate que el rodaballo es fresco. ¿Cómo? Comprobando que los ojos del pescado fresco están abultados y la pupila es negra y brillante. Por el contrario, descártalo si notas los ojos hundidos, la córnea lechosa y la pupila gris.

Puedes asarlo, guisarlo, hacerlo al vapor, a la plancha, a la parrilla, gratinarlo, rellenarlo o acompañarlo de variadas guarniciones como pueden ser verduras, mariscos o, por supuesto, riquísimas salsas. Lo que sí tendrás que tener en cuenta son los tiempos de cocción para que no se pase.

¿Cómo saber si el rodaballo es salvaje?

Para saber si el rodaballo es salvaje o de piscifactoría puedes fijarte en dos aspectos: su color y su lomo. El rodaballo salvaje es marrón oscuro, mientras que el de criadero es más verdoso, oscilando de más oscuro a más claro. En cuanto al lomo, el ejemplar es salvaje si cuando lo tocas percibes unas ligeras elevaciones redondeadas. 

Cómo conservar el rodaballo: siempre en nevera

El proceso para degustar un buen rodaballo comienza en el propio establecimiento. Es esencial que antes de comprarlo, verifiques que está en buenas condiciones. Al llegar a casa, igual que sucede con el resto de pescados, necesita que lo metas en la parte más fría del refrigerador. De esta manera evitarás tanto que se estropee como la aparición de intoxicaciones alimentarias.

Lo ideal es que lo coloques dentro de una bolsa de almacenamiento hermética o en un recipiente de cristal, lejos de los alimentos cocinados. Si resulta que pasan las horas y decides que no lo vas a utilizar todavía, congélalo en una bolsa hermética o un recipiente adecuado antes de 48 horas.

Recetas con rodaballo

Y de la teoría a la práctica. Llega la hora de ponerse el delantal y preparar el plato que más te apetezca. Las recetas con rodaballo que encontrarás a continuación son una buena muestra de todo lo que puede dar de sí. Son fáciles, resultonas y ¡muy sabrosas!

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