Si ya resulta complicado pensar qué hacer de comer todos los días, imagínate si encima estás condicionado por alguna circunstancia concreta. Este es el caso de todos aquellos que comen a diario en el trabajo, que no solo se las tienen que ingeniar para variar sus menús y además hacerlos equilibrados, sino que también tienen escoger recetas que puedan prepararse con antelación, aguanten bien el transporte y ni se sequen ni se pasen cuando vayan a comerlas. Difícil ¿verdad?
En mi caso, estuve muchos años comiendo en oficina, lo que conocemos como "comer de táper", así que quiero compartir contigo algunas de las recetas que fueron imprescindibles para mí: fáciles de hacer, llegaban en buen estado y me quitaban el hambre pero sin llegar a ser demasiado pesadas, especialmente para evitar esa horrible sensación de adormilamiento después de comer. Y antes de comenzar con la selección, recuerda no guardar la comida en el táper hasta que no se haya enfriado. Así evitarás la condensación y alargarás la vida del recipiente. ¡Espero que te sirvan!