La leche condensada es uno de los ingredientes preferidos por los más golosos y, además de para ponérsela encima a cualquier cosa que se nos ocurra (unas fresas, unas galletas...) y darnos un capricho dulce, podemos ir un paso más allá y utilizarla para elaborar montones de postres diferentes. Desde una mousse a unas trufas rellenas, pasando por tartas, pasteles o chocolatinas, la leche condensada es una buenísima aliada para hacer dulces con una textura suave y un delicado sabor dulce.
Además, como es muy manejable y fácil de utilizar, nos puede dar juego a la hora de crear decoraciones diferentes. Y también podemos combinarla con otros sabores como el chocolate, los cítricos, el café o el coco.
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