La clorosis es un problema que padecen muchas plantas de interior, ya que al estar dentro disponen de menos hierro y, en consecuencia, no desprenden el esplendor verde habitual. Así, las puntas de las hojas se vuelven amarillas y quemadas. Existen trucos caseros para evitar que esto ocurra, sencillos y rápidos de aplicar. ¡Con ellos vas a conseguir que tus plantas recuperen su tono verde habitual!
EL GRAN PROBLEMA
Antes de empezar con los trucos caseros para conseguir que las plantas vuelvan a tener su tono verde, es importante conocer el motivo por el que, a veces se ponen amarillas. Tal vez es porque se trata de una zona con aguas duras, muy habitual en buen parte de la península. En consecuencia, el agua que utilizamos para regar, entre otros usos, dispondrá de una concentración de cal muy importante y en dos formas -en equilibrio entre ellas-: como ion calcio (Ca2+), por un lado; y por el otro estará formando pequeños cristales en suspensión.
Esta agua rica en cal tiende a subir el pH del suelo regado, es decir, a bajar su acidez y esto no es bueno para las plantas de interior, ya que la mayoría son tropicales y requieren de grandes cantidades de hierro para poder mantener su característico verde. ¡Menor acidez, mayor calcio!
1. Dejar reposar el agua 48 horas
Este truco se centra en dejar el agua en reposo en una olla grande para que los cristales de calcio se vayan precipitando. Así se consigue mantener el equilibrio químico entre los cristales de calcio y los iones disueltos, estos últimos pasarán a formar cristales en suspensión. Como resultado, habrá menos calcio soluble y cuanto más tiempo lo dejemos más se irá reduciendo. Finalmente, solo hará falta trasegar el agua, un paso que debe realizarse con cuidado para evitar que se remueva el fondo.
Se trata de un de los trucos menos efectivos, pero al mismo tiempo de los menos arriesgados en materia de cambiar el equilibrio físico y químico del agua.
2. Agua con vinagre o limón para acidificar el agua
Otro de los trucos consiste en acidificar ligeramente el agua con el fin de bajar su pH, el Ca2+ para que se vuelva insoluble y precipiten en forma de cristales. Esta reacción no afecta a la libre disposición de ion hierro soluble (Fe3+). Para conseguirlo solo será necesaria una cucharadita de vinagre o zumo de limón por cada litro de agua dura y después remover bien. Finalmente, dejarlo reposar unas horas y listo. ¡El agua estará lista para regar!
3. Los posos de café también funcionan
Los posos de café tienen múltiples usos y también para las plantas, al ser bastante ácidos y ricos en nutrientes. Así, si son utilizados de manera puntual como capa de abono, conseguirán acidificar el suelo y evitar que las aguas duras suban el pH. El hierro seguirá disponible en forma Fe3+.
4. ¿Y hacer tu propio abono de hierro?
El truco consiste en preparar tu propio líquido de hierro soluble para agregarlo a las plantas y sustituir el que precipita la cal. Para hacerlo solo serán necesarios tornillos de hierro o piezas pequeñas que dispongas en casa, una cucharadita de azufre, una botella de agua de plástico vacía y un poco de agua destilada. Un proceso muy fácil, pero que no da resultados a la primera, ya que se tarda una semana en obtener un abono líquido en condiciones.
Devuelve el tono habitual a las plantas de interior para que luzcan y aporten esa vitalidad propia de ellas, así como un toque decorativo. Estos cuatro trucos caseros son fáciles de preparar y muy útiles. ¡Atrévete con ellos!
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