Tener plantitas en casa no consiste únicamente en colocarlas en maceteros bonitos y distribuirlos por las diferentes estancias de la casa como elemento decorativo y llenarlas de color. Una planta es una responsabilidad, necesita de tus cuidados y amorpara poder seguir creciendo fuerte y saludable. Por eso, es fundamental que, además de tener en cuenta las necesidades individuales de cada planta en cuanto a luz, riego y suelo, también es necesario que les proporciones los nutrientes óptimos para su crecimiento.
Para ello, es muy recomendable el uso de fertilizantes. Si eres de las que los suelen comprar en supermercados que, además de ser caros pueden contener componentes tóxicos, te interesa seguir leyendo para aprender a elaborar tu propio fertilizante casero usando como base la cáscara de un alimento que comes con bastante regularidad y que siempre tiras a la basura. Pues es ahora que la aproveches, por el medio ambiente y tu economía.
La cáscara de huevo, muy beneficiosa para las plantas
Exactamente. El ingrediente natural secreto que te vamos a proponer que uses para elaborar un fertilizante casero para tus plantitas es la cáscara de huevo. Y es que esta parte del huevo que siempre termina en la basura, sorprendentemente, está llena de nutrientes beneficiosos para el crecimiento y salud de las plantas. Para que te hagas una idea, aquí te dejamos varios de los beneficios que tus plantas obtendrían a través de las cáscaras de huevos:
- Fuente de calcio: Las cáscaras de huevo están compuestas principalmente de carbonato de calcio, un nutriente vital para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Al triturar las cáscaras y esparcirlas alrededor de tus plantas o añadirlas al suelo, estás proporcionando una valiosa fuente de calcio que fortalecerá sus células y promoverá una estructura robusta.
- Control de plagas: Las cáscaras de huevo trituradas actúan como una barrera natural contra las plagas que pueden dañar tus plantas. Su textura afilada y dura puede disuadir a caracoles, babosas y otros insectos rastreros de acercarse a tus cultivos, protegiéndolos de posibles daños.
- Regulador del pH del suelo: El carbonato de calcio presente en las cáscaras puede ayudar a equilibrar el pH del suelo, especialmente en suelos ácidos. Esto crea un ambiente óptimo para el crecimiento de una variedad de plantas, permitiendo una mejor absorción de nutrientes del suelo.
- Sostenibilidad: El uso de cáscaras de huevo en jardinería también para el medio ambiente. Reutilizar este material orgánico en lugar de desecharlo reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos, contribuyendo así a la sostenibilidad y al ciclo natural de los nutrientes.
- Fertilizante orgánico: Hemos dejado para el último lugar su beneficio como fertilizante orgánico. Y es que las cáscaras de huevo, además de calcio, contienen otros nutrientes esenciales para las plantas, como potasio y magnesio. A medida que las cáscaras se descomponen en el suelo, liberan gradualmente estos nutrientes, enriqueciéndolo y proporcionando a las plantas un fertilizante natural y equilibrado. Un fertilizante orgánico que, como te vamos a contar a continuación, podrás hacerlo tú misma en casa.
Cómo preparar un fertilizante casero con cáscara de huevo
Hay varias formas para preparar un fertilizante casero a partir de la cáscara de un huevo. Una de las más efectivas es la de crear una harina. Para ello:
- Paso 1. Para preparar esta harina vas a necesitar 12 cáscaras de huevo. Ve reservándolas y, cuando las tengas todas, ponlas a secar en la sombra para que no pierdan el nitrógeno.
- Paso 2. Cuando estas cáscaras de huevo estén secas, mételas dentro de una bolsa y, ayudándote de un mortero o una piedra, machácalas hasta que se conviertan en un polvo muy fino.
- Paso 3. Por último, ya lo único que te queda es esparcir esta harina de cáscara de huevo por la tierra de tus plantas para que reciban todo el calcio que necesitan para crecer.
También puedes usar las cáscaras de huevo para regar tus plantas. Para ello, bastará con que machaques 6 cáscaras de huevo, las lleves a ebullición en tres litros de agua y, cuando la mezcla esté fría, pásala a un spray con tamizador, o a una regadera, y riega tus plantas como de costumbre.
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