“¡Se me mueren hasta los cactus!”. Si eres un amante de las plantas y las flores, pero no tienes demasiada mano en temas de jardinería, seguro que alguna vez has dicho esta frase. Nada más desalentador que llenar tu casa de macetas y ver cómo se marchitan poco a poco a pesar de tus esfuerzos (o debido a tus descuidos). Además, en esta época de vacaciones en las que no estamos en casa son especialmente vulnerables. Aunque mantenerlas siempre perfectas puede parecer un desafío, existen medidas sencillas y caseras que puedes aplicar para revivir tus plantas y que vuelvan a florecer en todo su esplendor.
Lo primero que tienes que observar es cómo están las hojas. Cuando esta parte comienza a marchitarse es señal de que algo no va bien. ¿Falta de riego? ¿Falta de nutrientes? ¿Exceso de luz? Las causas pueden ser muchas y te explicamos a continuación lo que puedes hacer.
Cómo cuidar tus plantas y evitar que se marchiten
Identificar el problema
Si ves que tu planta se marchita puede deberse a múltiples factores, como riego insuficiente, exceso de agua, falta de nutrientes, enfermedades o plagas. Observa cuidadosamente las hojas, el tallo y la tierra alrededor de la planta. Asegúrate de identificar cualquier signo de enfermedad o daño causado por insectos.
¿Estás regando adecuadamente?
El riego inadecuado es una de las principales razones del marchitamiento. Tanto el riego excesivo como el insuficiente pueden causar estrés a las plantas. Ten en cuenta las necesidades específicas de agua de cada tipo de planta y ajusta el riego sin pasarte ni excederte. Puedes instalar un sistema de riego automático, un humidificador o una bandeja de agua cerca de la planta para que, cuando se evapore, aumente la humedad a su alrededor. Asegúrate de que el agua pueda drenar adecuadamente y que las raíces no estén sumergidas en agua estancada.
Aliméntalas bien
Las plantas necesitan nutrientes para crecer saludables. Si notas que están marchitas, es posible que no tengan “alimentos” esenciales. Aplica a tus plantas un fertilizante equilibrado que contenga nitrógeno, fósforo y potasio, pero sin excesos, ya que podría perjudicarlas más que ayudarlas.
Suelo saludable
Un suelo sano es fundamental para el crecimiento de las plantas. Añade compost o materia orgánica al suelo para mejorar su estructura y capacidad de retención de agua. Un suelo bien drenado y aireado permite que las raíces respiren y absorban los nutrientes de manera eficiente.
Cambia de maceta
Aunque a veces no nos demos cuenta, puede que las raíces de tu planta estén creciendo tanto que no tengan espacio suficiente para seguir desarrollándose dentro de la maceta en la que la habías puesto. Si están apretadas ahí dentro les costará más conseguir nutrientes y acabarán por marchitarse. Infórmate sobre las características concretas de tu planta y de cuándo es el mejor momento para trasplantarlas a una maceta de mayor tamaño. ¡Te lo agradecerán!
Controla la luz
Del mismo modo, cada planta o flor necesita unas características específicas de luz, sombra o calor. Infórmate bien sobre ello y búscales un lugar adecuado donde tengan la intensidad lumínica ideal para que puedan hacer bien la fotosíntesis.
Controla las plagas y enfermedades
Las plagas y enfermedades pueden debilitar gravemente las plantas y causar su marchitamiento. Inspecciona regularmente tus plantas en busca de signos como manchas blancas, hojas dañadas o insectos visibles y trátalo con soluciones naturales o productos químicos específicos. Cuanto antes actúes, mayores serán las posibilidades de salvar tus plantas.
Elimina las hojas marchitas y poda
Estate atento y elimina regularmente las partes de la planta que estén marchitas o enfermas. Podarlo adecuadamente propicia un nuevo crecimiento y permitirá que la planta concentre toda su energía en las partes saludables.
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