Ser una persona limpia y ordenada es cuestión de hábitos. Y es que por mucho que realicemos limpiezas en profundidad una vez a la semana, a los pocos días la suciedad ya se va acumulando, sobre todo en aquellas estancias que utilizamos a diario como baño o cocina. Mantener la casa a diario limpia y ordenada, no es una tarea difícil. De hecho, podemos conseguirlo sin apenas darnos cuenta con pequeños gestos que no llevan mucho tiempo y que podemos convertirlos en una rutina.
Además, más allá de que sea necesario (e higiénico) vivir en un espacio limpio, en realidad podemos sacar muchos más beneficios de los que quizás no te habías dado cuenta. Aquellos que tienen su casa perfecta a diario, tienen menos estrés y un mejor ánimo. El efecto calmante que posee la limpieza ha sido estudiado por expertos y recogido en Psychology Today.
En este estudio se demuestra cómo el desorden es una forma de distracción visual que aumenta la sobrecarga cognitiva. Percibir nuestro hogar como un ambiente limpio y despejado, nos hace sentir mejor con nosotros mismos y mucho más cómodos en nuestro hogar. ¿Quieres saber qué hábitos puedes seguir para tener siempre tu casa perfecta? ¡Te los contamos!
Hábitos para mantener nuestra casa limpia siempre
Para hacer esta lista de hábitos de limpieza, nos hemos basado en la rutina que establece la experta e influencer de orden y limpieza Esther Leuthold (@ordenenmivida), quien cuenta con más de 112 mil seguidores en redes sociales. Lo ideal es ir incorporando 1 o 2 hábitos y luego adoptar paulatinamente el resto. ¡Toma nota!
1. Hacer la cama a diario
Esta tarea deberíamos hacerla casi al levantarnos. Lo ideal es dejar la cama deshecha unos diez minutos después de levantarnos para que se ventilen las sábanas. De hecho, podemos aprovechar y abrir también las ventanas. Una vez que haya pasado este tiempo en el que aprovecharemos para hacer otras cosas como vestirnos o desayunar, haremos la cama y la dejaremos lista.
2. Sistema de colada regular
Las personas más organizadas y limpias también han establecido un sistema de colada regular. Esto quiere decir que evitan que su colada se acumule llevando al día este orden: lavado-secado-planchado-guardado. Una vez que la colada se ha lavado y secado, pasan a plancharlo todo y a guardarlo directamente. La colada diaria no es tan pesada, por lo que solo te robará unos minutos de tu tiempo.
3. Limpiar después de usar
Este hábito vale para utensilios de cocina, ducha, lavabo, escritorio... una vez que hayas terminado aquello que tenías que hacer, procura dejarlo todo como antes de haberlo usado. De esta forma tendrás todo siempre a punto, listo para utilizar de nuevo, y no dejarás ningún rincón, elemento u objeto sucio. Así, si acabas de terminar de asearte, por ejemplo, procura limpiar todo lo que hayas ensuciado en la ducha o lavabo (pelos, pasta de dientes que se te haya caído, restos de jabón...).
4. Priorizamos lo que se ve
Si no da tiempo a seguir todos los hábitos de limpieza diaria, tendremos que priorizar en nuestra rutina de limpieza y empezar con aquella suciedad que está a simple vista, es decir, la suciedad o el desorden que se ve. Por ejemplo, trastos por medios, cama sin hacer...
5. Limpieza y orden también en nevera y despensa
El orden y la limpieza en la nevera y despensa es más importante de lo que crees. Tirar aquello que se encuentra al fondo de la nevera y que está en malas condiciones, sería el primer punto. Después, puedes seguir algunos trucos de experto para ordenar tu cocina y aprender a optimizar el espacio. Esto te servirá también para la despensa, de tal forma que tengas todos tus alimentos ordenados y a la vista.
6. Recoger y limpiar mientras se cocina
Lo mejor de cocinar es cuando comemos lo que hemos estado preparando con cariño, dedicación e ingredientes de lo más apetitosos. La otra cara de cocinar, sin embargo, no nos gusta tanto, que es la de limpiar todo lo que hemos utilizado. Sin embargo, el truco está en ir recogiendo y limpiando según terminemos de usar. Así, si por ejemplo ya no vamos a volver a utilizar una olla, plato o utensilio, lo limpiaremos al momento y al final veremos como solo tendremos que lavar los platos después de terminar de comer y no todos los cacharros acumulados.
7. Fregadero siempre vacío y limpio
El fregadero es una de las zonas que más se ven de nuestra cocina y lo que en parte nos da pistas del estado en el que se encuentra. Un fregadero siempre vacío y limpio, visualmente, nos dará una sensación mucho más confortable que uno atascado de cubiertos y cacharros. Este punto estaría muy vinculado al anterior. Si fregamos todo conforme lo vayamos terminando de utilizar o ponemos el lavavajillas, nunca habrá desorden ni suciedad en nuestro fregadero.
8. Aspirar o barrer a diario
Por supuesto, si tienes tiempo para fregar, también, pero si no... con aspirar o barrer a diario vale. Nuestro calzado, aunque sean zapatillas de andar por casa, puede soltar mucha suciedad. También los restos de comida que se nos pueden caer al suelo o incluso cuando nos estamos preparando para salir, puede hacer que nuestro suelo acumule suciedad. Todo ello sumado al polvo que se genera ya de por sí. Por eso, lo que tienes que hacer sí o sí, todos los días, es aspirar un poco toda la casa, así no se acumulará la suciedad.
9. Cada cosa en su lugar
Cuidado con apilar chaquetas y prendas de ropa en la silla que tienes en tu dormitorio o terminará generándose una montaña que, ¡spoiler!, terminará cayéndose al suelo. Cada cosa tiene su lugar. Por eso, acostúmbrate a colgar tus abrigos en el armario una vez que estés en casa, o a guardar esa ropa que, aunque hayas usado, no está sucia como para echarla al cubo de la ropa sucia. Mantén siempre tu armario ordenado y con todo doblado y colgado. Así también será mucho más fácil encontrar las prendas que necesites o quieras cada día.
10. Repaso de toda la casa antes de dormir
Si durante el día no te da tiempo a hacer muchos de estos hábitos, procura ocupar 10 minutos antes de dormir a hacer un repaso rápido de toda la casa. De esta forma, te dormirás con tu casa casi perfecta y te levantarás de la misma forma. Lo ideal será, por ejemplo, recoger aquello que has dejado en medio, pasar una bayeta por la encimera, y limpiar la suciedad más visible. ¡Listo!
Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en El Mueble, suscríbete a nuestra newsletter.