Cojines con relleno de espuma desgastado Con el tiempo, el relleno de los cojines se va desgastando, al igual que pasa con las almohadas. Si ya está demasiado blando y ha perdido consistencia, quítales la funda, llévalos a un punto limpio y hazte con nuevos rellenos. Mantas de ganchillo deshilachadas Son preciosas y nos encantan, pero si no sabes hacer ganchillo ni a nadie que pueda arreglar ese desaguisado, más te vale ponerlo en el montón de tirar. Cojines con forma de caras de animales Tal vez los ganaste en una tómbola o la última vez que fuiste a las ferias y, aunque te hizo mucha ilusión entonces, ahora ya no tiene sentido que ocupen espacio en tu estiloso sofá. Si tienes hijos o sobrinos, dáselo a ellos, si no, dónalos. La batamanta Aparecieron a finales de los 90 y principios de los 2000 y fueron la bomba. Protagonistas de regalos de empresa y 'amigos invisibles', pero ahora ya están un poco desfasadas. Plantéate donarlo o llevarlo a reciclar. Su tiempo ya ha pasado. Cojines con texturas raras Cuando lo viste en la tienda te pareció lo más. Y lo cierto es que queda estiloso junto con el resto de tus cojines, pero si cuando lo tocas te entra un no se qué por la espalda, ¿para que lo tienes? La decoración es una alegría para la vista, pero también ha de ser un placer para el tacto. Mantas de lana que pican Hay personas que tienen mayor sensibilidad en la piel y los jerséis o mantas de lana les pica. Si eres una de ellas y tienes una manta de lana que te pica, busca a alguien que no tenga ese problema. ¡Será un regalazo! Mantas de viaje En viajes largos de autobús o avión, suelen regalarlas. Y en ese momento son geniales para abrigarte un poco durante el viaje. Pero si después te la llevaste a casa y la pusiste con el resto de plaids, seguro que no combina. Además es un poco cutre. Al montón de donar. Cojines con la cremallera rota ¿Qué tal van tus dotes de costura? ¿Te ves capaz de arreglar una cremallera? Si las respuestas son afirmativas, pasa al siguiente punto. Pero si no lo son, quita la funda y ponla en el montón de las cosas que ya no quieres. Mantas tipo polar Al principio son suavecitas y superagradables, pero con el tiempo les salen unas bolitas bastante feas y desarrollan la habilidad de convertirse en un recogedor de polvo y pelos. Lo mejor es retirarla. Cojines con la funda desgastada Al fin y al cabo, te apoyas en ella día sí, día también. Con el tiempo y los lavados todos los tejidos se van desgastando, por lo que si la funda de tu cojín está así, cámbialo por uno nuevo o hazte uno. Mantas que no te tapan Nos ha pasado a todos. Comprar algo y no fijarnos en las medidas. Si te ha pasado con una manta y resulta que cuando te tapas los hombros, los pies quedan descubiertos, mejor que la usen tus hijos en su habitación –si son pequeños, claro–, o dónala a alguien que pueda necesitarla. Cojines con adornos incómodos Se supone que los cojines deben ser cómodos y agradables, como si te abrazaran. Por eso, si tienen adornos raros que son incómodos –o que pueden dejar unas extrañas marcas en la cara después de recostarte sobre ellos–, quita lo que resulta incómodo y, si no es posible, ¡fuera! Mantas con capucha Serán muy calentitas, pero si no tienes 20 años o vives en el Polo Norte, en realidad no la necesitas. ¿Cuántas veces has usado la capucha? ¿Ninguna? Otra que se va al montón de dar. Cojines con la funda desteñida Si al poner la lavadora, no te fijaste en la etiqueta y el tejido se ha desteñido, seguro que no queda tan bien en tu sofá como antes. ¿Por qué no lo renuevas? Cojines con botones que se clavan Los que tienen botones, son tipo capitoné o tienen tachuelas no deben ser muy cómodos cuando te echas la siesta sobre ellos. Si se pueden quitar, perfecto. Pero si no, es hora de que otra persona les dé una segunda oportunidad.