Con la llegada de la noche más larga del año damos la bienvenida al verano: motivo de alegría para nosotros, pero también de gran estrés para los animales. Por eso, tomar medidas para que ellos no sufran es la mejor idea que puedes tener, te gusten o no los petardos. Te contamos qué debes tener en cuenta para que tus animales se sientan seguros en San Juan y otras festividades en las que los cohetes sean los protagonistas.
El ruido de los fuegos artificiales y los petardos nos resulta especial por el significado asociado a días más largos de calor, playa y tiempo libre. Sin embargo, la alta sensibilidad auditiva de los perros y gatos hace que les afecte a nivel físico y emocional, incluso pudiendo dejar secuelas a largo plazo. Tanto si planeas salir como si prefieres organizar la fiesta en casa, te recomendamos algunas pautas de cuidado para que puedas disfrutar de la noche sin dejar de lado el bienestar de tu mascota.
¿Cómo afecta a nuestras mascotas el ruido de los petardos?
El estruendo de los fuegos artificiales puede dejar consecuencias a largo plazo en el sistema auditivo de los animales, además del estrés y ansiedad provocados por la sorpresa del estallido, totalmente inesperado para ellos. El miedo ante una amenaza inminente puede desatar un comportamiento impulsivo y peligroso, a pesar de que se encuentren en la seguridad que propicia el hogar. Debemos tener en cuenta que algunos animales requieren que seamos especialmente cuidadosos en esta fecha:
- Animales con cardiópatas.
- Animales epilépticos.
- Animales muy mayores.
- Animales muy jóvenes.
- Animales con patologías inmunomediadas.
No obstante, y aunque tu amigo peludo no entre dentro del grupo de riesgo, lo ideal sería que esté bajo supervisión y acompañado durante esa noche.
Los gatos también se asustan mucho con los petardos.
No descartes la visita a un veterinario
Es crucial que prestemos atención al comportamiento de los animales durante las fechas en las que hay celebraciones con cohetes. Si en el pasado hemos detectado que experimentan pánico, estrés o miedo, sería conveniente concertar una cita con el veterinario para comenzar con antelación una pauta con fármacos naturales a base de melatonina, triptófano, serotonina, valeriana, etc. un mes antes del momento estresante, para ir preparando al animal a estar más relajado. Este tratamiento se puede reforzar –siempre con prescripción del veterinario– con una toma de ansiolíticos 48 horas antes del momento estresante.
Si lo ves necesario porque tu perro o gato lo pasa realmente mal, también es recomendable una visita con un veterinario etólogo que nos ayude a entender el miedo de nuestro animal, para ser capaces de manejarlo durante el resto del año, y que nos facilite las herramientas para gestionarlo mejor durante estos días cruciales de mayor estrés.
¿Qué otras medidas podemos tomar para protegerlos de los cohetes?
- Como ya hemos avanzado, que estén acompañados es lo más importante.
- Intentar no acrecentar el problema. Es decir, si los vemos mal, temblando y asustados, no debemos "mimarlos" en exceso. Por ejemplo, no hablarles con agudos y con frases tipo "pobrecito mío, qué miedo" o "ay, qué nervioso está Toby hoy" o ponernos nosotros incluso más nerviosos. Es mejor transmitir paz, acariciar sin hablar demasiado y tratar de mantener la calma, así ellos verán que no pasa nada.
- Debemos entender que para ellos todo ese ruido les genera pánico a un peligro inminente y tienen pánico a morir, por lo que es importante que tengan un refugio donde esconderse si lo necesitan. Puede ser debajo de las sillas del comedor, dentro de alguna caja/camita, incluso hay animales que buscan la protección de la bañera. No debemos sacarlos, si quieren mantenerse escondidos, que lo hagan.
- Cerrar ventanas y persianas a tope, por un lado, para amortiguar el ruido, pero también para prevenir accidentes, ya que muchos pueden perder la cordura, y tirarse por el balcón, hacerse daño, perderse, etc. así que nada de acceso al exterior en estos casos.
- Poner música relajante a volumen elevado. Así, amortiguaremos el sonido exterior, pero, además, modularemos los niveles de cortisol de nuestros animales. Las que más funcionan son las de sonidos de naturaleza acompañada de algún ruido blanco de forma constante.
- No invitar a demasiada gente a casa: si se multiplica el escándalo y el estrés, podemos empeorar el cuadro y nuestro animal puede dejar de sentirse lo poco seguro que se sentía en su hogar. Por lo que visitas pocas y cuidadosas, respetando el espacio y el miedo de nuestro animal, manteniendo poco contacto físico para no estresarlos más y sin gritar o festejar demasiado para que no se asusten más. El hogar debe ser, ante todo, un lugar seguro ante el peligro externo.
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